En 2002, Jack Whittaker tuvo la fortuna de ganar U$D 315 millones en la lotería Powerball. Sin embargo, lo que muchos veían como un 'golpe de suerte' terminó de manera desafortunada luego de perder todo su dinero
Antes de llegar a la cima con el premio de la lotería, el entonces ingeniero de construcción del condado de Putnam, Virginia Occidental, ya tenía en sus cuentas la suma de U$D 17 millones en ganancias.
Pese a su larga experiencia como ingeniero y gestor, su primer error fue no dividir el premio ganado en varios pagos a lo largo del tiempo. En lugar de ello, se llevó la suma única de U$D 113 millones, luego de impuestos.
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Whittaker en caída libre
Después de recibir esa enorme suma, la vida de Whittaker comenzó a desmoronarse. Uno de los golpes más duros que enfrentó fue la trágica muerte de su nieta, sin mencionar los incendios y robos que afectaron su patrimonio.
Aunque fue testigo de muchas desgracias, no todo hizo mal. Luego de donar una gran parte de dinero a causas benéficas y crear la Fundación Jack Whittaker, que enviaba cheques para pagar las cuotas de la casa y el coche de la gente, donó un aproximado de U$D 15 millones para construir dos iglesias.
Sin embargo, también era conocido en su ciudad por gastar descontroladamente, apostar, pelear en bares y hacer propuestas no deseadas. En una ocasión, llegó alardeando de su fortuna en un bar y dos empleados del lugar lo drogaron y le robaron todo el efectivo que tenía en su auto.
Más allá de todo lo sucedido por su vida llena de excesos, sufrió un evento fuerte cuando se enteró de la muerte de su nieta adolescente, Brandi, a quien se creía la niña de sus ojos.
Créditos: YouTube | @MillionairePost
En la quiebra
Fue en el año 2007 cuando Whittaker declaró encontrarse en la quiebra luego de ser acusado por un caso de agresión en un casino y por entregar un cheque sin fondos por U$D 1,5 millones al Caesars Atlantic City.
