La guerra comercial desatada por las políticas de aranceles impuestas por Donald Trump empieza a sentirse en los bolsillos de millones de usuarios de telefonía en Estados Unidos. Verizon, T-Mobile y AT&T, los tres principales operadores móviles del país, han advertido que no absorberán el sobrecosto generado por el arancel del 145% a productos importados desde China, lo que podría traducirse en un aumento directo en la factura de los consumidores.
A pesar de que los smartphones han sido temporalmente excluidos de esta medida, las compañías aseguran que la presión en la cadena de suministros ya genera incrementos en sus costos operativos. Desde el ensamblaje hasta la logística de distribución, el alza repercute en toda la industria. Esto ha llevado incluso a gigantes como Apple a replantear su estrategia de producción, con la migración parcial de sus fábricas a India prevista para 2026.
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La postura de las compañías de telefonía en USA
La postura ha sido clara: el incremento no será asumido por ellas. Hans Vestberg, CEO de Verizon, fue tajante al afirmar que no cubrirán el aumento generado por los aranceles, lo cual trasladará el peso económico directamente al consumidor final. “No cubriremos ningún aumento enorme en el arancel de los teléfonos. Eso, en última instancia, afectará al consumidor en el mercado”, declaró durante la presentación de resultados del primer trimestre de 2025.
En la misma línea, John Stankey, director ejecutivo de AT&T, reconoció que, ante la eventual aplicación de aranceles sobre smartphones, la empresa deberá “encontrar nuevas formas para que los usuarios puedan digerir el aumento”. Es decir, no hay margen para que las operadoras absorban el incremento y el usuario deberá prepararse para posibles ajustes en los planes y equipos.
Mike Sievert, CEO de T-Mobile, también se adelantó a las consecuencias del panorama arancelario y advirtió que, en caso de que se confirmen los nuevos tributos a productos chinos, serán los consumidores quienes absorban ese impacto. Aunque no se han anunciado cifras concretas, el temor crece entre los usuarios, sobre todo aquellos que planean renovar pronto sus dispositivos.
La compañía ha comenzado a evaluar opciones logísticas y comerciales para mitigar el efecto del aumento, pero Sievert dejó claro que no hay soluciones mágicas ante un incremento de esa magnitud. Los ajustes llegarán, y los usuarios sentirán la diferencia en sus próximas facturas.
Incertidumbre sobre los precios y cambios en la industria
Aunque todavía no hay certeza sobre los montos exactos del aumento, lo que sí se ha confirmado es que la política comercial impulsada por Trump ha generado un vuelco en el mercado estadounidense. La industria tecnológica —incluida la telefonía móvil— está reconfigurando sus estrategias de abastecimiento y producción para evitar un mayor daño económico.
El arancel del 145% no solo afecta el costo de importación, sino que ha obligado a acelerar procesos de relocalización de fábricas, cambio de proveedores y revisión de precios al consumidor. El panorama es incierto; pero lo que ya es evidente es que, si los aranceles continúan, renovar un celular o contratar un nuevo plan será cada vez más costoso para los usuarios estadounidenses.