Muchas personas se sorprenden al descubrir que el monto mensual que reciben del Seguro Social es menor al que esperaban. Esta situación se conoce como tener un "beneficio reducido" y ocurre cuando un trabajador solicita su jubilación antes de alcanzar la "edad plena de jubilación", que en Estados Unidos varía entre los 66 y 67 años, según el año de nacimiento.
Al hacerlo, el Seguro Social aplica una reducción permanente del porcentaje de pago, lo cual puede impactar significativamente en la economía de una persona a largo plazo. Esta reducción también se aplica a otros beneficios, como los pagos por sobrevivencia o los beneficios para cónyuges, si se solicitan anticipadamente.
Existen varios motivos por los que una persona puede optar por solicitar sus beneficios antes de tiempo, incluyendo la necesidad económica, la pérdida de empleo o problemas de salud. Sin embargo, es fundamental comprender que esta decisión debe evaluarse con cuidado, ya que sus efectos son irreversibles.
Un ejemplo común es cuando alguien decide empezar a recibir beneficios a los 62 años —la edad mínima permitida— lo cual puede significar una reducción de hasta un 30% respecto al monto que recibiría si esperara hasta la edad plena. Además, si continúa trabajando mientras recibe estos pagos anticipados, sus beneficios podrían disminuir aún más si supera ciertos límites de ingresos anuales.
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Así puedes evitar un beneficio reducido
La clave para evitar esta penalización es la planificación. La forma más sencilla de asegurarte de recibir el 100% de tu beneficio es esperar hasta alcanzar tu edad de jubilación completa. En algunos casos, incluso puedes aumentarlo si decides retrasar tu jubilación: por cada año adicional que esperes (hasta los 70 años), tu beneficio puede incrementarse hasta un 8%. También es importante revisar regularmente tu historial de ingresos en la página del Seguro Social (SSA.gov) para corregir errores que puedan afectar tu cálculo.
Si estás casado, evalúa estrategias conjuntas de jubilación que maximicen los ingresos del hogar. Consultar con un planificador financiero o usar las calculadoras oficiales del Seguro Social puede ayudarte a tomar decisiones informadas y evitar sorpresas desagradables.