A la edad de 62 años, los estadounidenses pueden comenzar a recibir los beneficios del Seguro Social, lo que resulta tentador para muchos que desean retirarse temprano. Sin embargo, un número significativo de jubilados opta por posponer esta decisión, y la razón radica en las implicaciones financieras a largo plazo.
Tomar los beneficios a los 62 reduce el monto mensual en un 30% en comparación con esperar hasta la edad plena de jubilación, lo que afecta significativamente la cantidad total recibida durante la jubilación.
Esperar a la edad plena, que varía entre los 66 y 67 años según el año de nacimiento, o incluso hasta los 70, puede aumentar significativamente los beneficios mensuales, permitiendo a los jubilados obtener una mayor seguridad financiera en sus últimos años. Además, al postergar la recepción de beneficios, se maximizan las oportunidades de ahorro y se protege contra la inflación, factores clave que hacen que muchos prefieran esperar antes de solicitar su Seguro Social.
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El costo de tomar los beneficios temprano
La decisión de cuándo empezar a recibir los beneficios del Seguro Social es crucial para la planificación financiera a largo plazo. Tomar los beneficios a los 62 puede parecer una buena idea para quienes desean retirarse temprano, pero puede resultar en un arrepentimiento más adelante. Esto se debe a que, al comenzar a recibir pagos antes de la edad plena de jubilación, los jubilados pueden perder miles de dólares a lo largo de su vida. De hecho, según expertos financieros, cada año que se retrasa la recepción de beneficios aumenta el monto mensual en un 8%, lo que se traduce en una suma significativa en la vejez.
Por otro lado, las personas que posponen sus beneficios hasta los 70 años, la edad máxima para recibir el aumento anual, no solo reciben más dinero cada mes, sino que también se aseguran una mayor estabilidad económica en caso de vivir más de lo esperado. Además, el hecho de no depender del Seguro Social desde una edad temprana permite a los jubilados aprovechar otras fuentes de ingreso o ahorros durante los primeros años de jubilación, cuando es más probable que estén activos y saludables. En resumen, aunque pueda ser difícil esperar, los beneficios a largo plazo de retrasar el Seguro Social pueden superar con creces la gratificación inmediata de retirarse temprano.
Créditos: Maria Díaz | @mariadiazsegurosocial
