por Hiroki Kanai
Periodista
Actualizado el
Los Ángeles se ha convertido en el centro de operaciones de las recientes redadas migratorias lideradas por el gobierno de Donald Trump. Aunque el discurso oficial enfatiza que el objetivo es retirar a criminales peligrosos de las calles, los números muestran una realidad muy distinta.
Kristi Noem, secretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), reafirmó esta postura en una reciente conferencia desde California, afirmando que se está “limpiando a los criminales de nuestras comunidades”. Sin embargo, los datos disponibles apuntan a que gran parte de los arrestos afectan a inmigrantes sin historial delictivo.
De hecho, la narrativa de que solo se busca a personas con antecedentes ha perdido fuerza en los últimos meses, a medida que los registros públicos y análisis de medios revelan una tendencia alarmante: la mayoría de arrestados no representa una amenaza real para la seguridad.
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Cantidad de arrestados que no tienen antecedentes criminales
Según una investigación de un medio local, el 69% de los inmigrantes detenidos recientemente por ICE no contaban con condenas penales, y un 58% ni siquiera había sido acusado de algún delito. La mayoría eran hombres con una edad promedio de 38 años; el 48% de origen mexicano, el 16% guatemalteco y el 8% salvadoreño.
Datos adicionales revelados por el Instituto Cato apuntan que solo el 7% de los detenidos tiene antecedentes por delitos violentos, mientras que el 30% no posee ningún tipo de historial penal. Las infracciones más comunes están relacionadas con asuntos migratorios o faltas de tránsito.
Estas cifras han generado indignación en estados y ciudades proinmigrantes como Los Ángeles. La alcaldesa Karen Bass criticó duramente estas redadas, afirmando que no están atrapando a criminales, sino afectando a trabajadores comunes en espacios públicos como ferias o estacionamientos.
El miedo se ha extendido: Familias temen salir, y muchos niños viven con la angustia de que sus padres no regresen. Mientras tanto, ICE mantiene su política sin responder a las crecientes críticas públicas.
