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California, estado referente en inclusión sanitaria, podría dar marcha atrás en una de sus políticas más progresistas: La cobertura médica para inmigrantes indocumentados. La posibilidad de que se reduzca el alcance del programa Medi-Cal ha generado preocupación no solo entre comunidades inmigrantes, sino también entre defensores de derechos civiles y legisladores.
Durante años, Medi-Cal ha sido un salvavidas para miles de personas que viven en el estado sin un estatus migratorio regular. Pero ahora, la promesa del gobernador Gavin Newsom de garantizar atención médica sin distinción de origen se ve amenazada por una crisis fiscal sin precedentes. El déficit proyectado de U$D 3 400 millones para este año ha abierto un debate sobre prioridades y recortes que podría dejar fuera del sistema a los más vulnerables.
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La presión del déficit sobre las promesas políticas
El Departamento de Finanzas de California confirmó que el elevado costo del programa obliga a repensar su viabilidad. En menos de un año, el gasto estatal para cubrir a inmigrantes sin documentos aumentó de U$D 6 400 millones a U$D 9 500 millones. Esa diferencia ha puesto al gobierno de Newsom en una encrucijada: mantener su promesa de cobertura universal o redistribuir recursos en otras áreas igual de críticas.
Este escenario amenaza con debilitar uno de los pilares de la gestión de Newsom, quien ha construido su imagen política sobre políticas inclusivas. Pero con una posible candidatura presidencial en el horizonte para 2028, sus decisiones actuales también se leen como una jugada estratégica para mantener apoyo en sectores moderados.
Las consecuencias sociales de un recorte en Medi-Cal
Más allá del impacto político, lo que está en juego es la salud de miles de personas. Para quienes no tienen papeles, Medi-Cal no solo representa una opción: es la única. Sin ese respaldo, muchas familias quedarían expuestas a los elevados costos del sistema médico estadounidense.
Carlos Alarcón, defensor de derechos de los inmigrantes, lo resumió con claridad: “En tiempos difíciles, siempre son nuestras comunidades marginadas las que salen perdiendo”. Y no es una exageración. Cada vez que ha habido recortes presupuestarios en California, los primeros afectados han sido los sectores más excluidos.
Un posible efecto dominó sobre todo el sistema
Aunque el debate gira en torno a la cobertura de indocumentados, la discusión ya se está extendiendo al conjunto del sistema de salud estatal. El asambleísta David Tangipa advirtió que la presión sobre el presupuesto podría afectar también a otros grupos. “Estamos llegando a un punto crítico”, aseguró.
Los recortes podrían traducirse en una reducción general del acceso a servicios médicos, lo que tensaría aún más un sistema ya saturado. El dilema, entonces, no solo se limita a una población específica, sino que podría escalar hasta comprometer la atención médica de todos los californianos.
Por ahora, el futuro de Medi-Cal se mantiene incierto. Mientras tanto, las comunidades inmigrantes y sus aliados políticos se movilizan para evitar que una promesa de equidad y salud pública termine siendo una víctima más del ajuste fiscal.