por Redacción USA
Periodista
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En una ciudad donde el tiempo es oro, hay quienes han aprendido a convertir la espera en una fuente de ingresos. Ese fue el caso de Robert Samuel, un emprendedor neoyorquino que descubrió un nicho inesperado: vender su lugar en las filas para lanzamientos de productos populares, como el iPhone. Su empresa, Same Ole Line Dudes, ofrece un servicio profesional de espera que ha sobrevivido por más de una década.
Todo comenzó en 2012, cuando Samuel, tras perder su empleo, decidió aprovechar el furor por el iPhone 5 y cobrar por hacer fila frente a la Apple Store. “Gané 300 dólares en un solo día”, contó en declaraciones recogidas por CNBC Make It. Desde entonces, su negocio no ha parado de crecer. Hoy cuenta con más de 25 empleados que cubren desde estrenos teatrales hasta ventas de artículos coleccionables.
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Aunque las filas por nuevos iPhones han disminuido con la posibilidad de comprar en línea, el modelo de negocio de Samuel sigue vigente gracias a su capacidad de adaptación. Su empresa ahora también ofrece recogida de productos, asistencia en eventos exclusivos y espera para lanzamientos virales. La demanda persiste porque muchos neoyorquinos prefieren pagar antes que perder tiempo.
“En Nueva York, la gente valora su tiempo más que el dinero”, explicó Samuel. Esa mentalidad ha sido clave para sostener un negocio que, sin depender de tecnología avanzada, supo detectar una necesidad muy real: la falta de paciencia en una ciudad acelerada.
