Perdió la visión y una mano, pero eso no le impidió alcanzar el éxito en Estados Unidos

El primero de abril de 1986 es una fecha imposible de olvidar para él. "El día se convirtió en una noche eterna, la luz se extinguió", mencionó al medio peruano Andina, Carlos Serván, al recordar que la última imagen que sus ojos pudieron ver quedó atrapada en los cerros del Fundo Barbadillo en Ate.

Historias de éxito: A los 23 años, llegó a Estados Unidos con la esperanza de rehabilitarse y empezar de nuevo.
Historias de éxito: A los 23 años, llegó a Estados Unidos con la esperanza de rehabilitarse y empezar de nuevo.
Ilustración

Carlos, un joven cadete de 20 años en la Escuela de Oficiales de la Policía de Investigaciones del Perú, vivió una tragedia que cambió su vida para siempre. Durante uno de los ejercicios de campo habituales, tropezó con una granada. La explosión le arrebató la visión y la mano derecha en un abrir y cerrar de ojos. A pesar de la devastación, Carlos encontró en su tragedia una fuerza insospechada que lo llevó a reconstruir su vida y convertirse en un ejemplo de resiliencia en su país y en Estados Unidos.

Una historia de superación

En medio del caos y el dolor, Carlos pensaba en su familia, especialmente en su madre, quien ya había sufrido la pérdida de su padre un año antes. "Me resistía a morir, sería una tragedia para mi madre", se dijo a sí mismo. Su amigo Jesús Sedano gritaba desesperado por auxilio, pero aunque Carlos sobrevivió, sus sueños se desmoronaron.

Durante el primer año tras el accidente, Carlos intentó todo para recuperar la vista. Los siguientes dos años los dedicó a diversas actividades para ganar dinero, enfrentándose con entereza a la depresión. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que no había oportunidades en Perú para personas en su condición. A los 23 años, llegó a Estados Unidos con la esperanza de rehabilitarse y empezar de nuevo.

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Una nueva vida en Estados Unidos

Carlos comenzó un riguroso entrenamiento en ceguera, aprendió Braille, se convirtió en zurdo a la fuerza, y dominó el inglés, carpintería y computación. Su determinación lo llevó a estudiar derecho en la Universidad de Nuevo México, donde ganó la principal beca NFB Ezra Davis Memorial en 1992. Obtuvo el título de doctor en jurisprudencia y una maestría en administración pública.

No solo se centró en su propio avance, sino que también se convirtió en mentor para estudiantes ciegos y con problemas de la vista. Su historia se transformó en una fuente de fe y esperanza para otros. Fue presidente de la Asociación Nacional de Estudiantes Ciegos (NABS) y líder en la Federación Nacional de Ciegos.

Hoy, a sus 57 años y con 34 años viviendo en Estados Unidos, Carlos ha sacado adelante a su esposa e hijos, quienes han sido una piedra angular en su proceso de superación. Es director ejecutivo de la Comisión de Nebraska para Ciegos y Discapacitados Visuales, miembro del comité ejecutivo del Consejo Nacional de Agencias Estatales para Ciegos, y participa activamente en varias organizaciones de rehabilitación.

También ha encontrado en la escritura una manera de compartir su experiencia y motivar a otros. Ha publicado Running Dreams en inglés y Aprendizaje de la oscuridad, un libro de memorias recientemente presentado en Lima.

Créditos del video: Youtube | LNKTV City

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