Las recientes decisiones del presidente Donald Trump respecto a los aranceles han encendido las alarmas entre dueños de pequeñas empresas. Con aumentos de hasta 125% en productos importados desde China y una “pausa arancelaria” limitada para otros países, el nuevo escenario comercial podría traducirse en serios problemas de liquidez para los negocios más vulnerables.
La medida, anunciada a través de la red social Truth Social, mantiene intacta la confrontación con China, uno de los principales socios comerciales de EE.UU., al tiempo que concede una breve reducción tarifaria del 10% para algunos países. Esta situación deja a las pequeñas empresas atrapadas en el centro de una disputa económica sin margen de maniobra.
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Las pequeñas empresas son las más expuestas a la guerra comercial
Las pequeñas empresas en Estados Unidos, que generan cerca de la mitad del empleo del sector privado, tienen menos capacidad para absorber costos adicionales derivados de impuestos a la importación. A diferencia de las grandes corporaciones, su flexibilidad financiera es limitada, lo que las deja en una situación de mayor riesgo frente a políticas económicas agresivas.
Según CBS News, estas empresas —con menos de 500 empleados y facturación inferior a U$D 7.5 millones— podrían verse forzadas a ajustar sus operaciones, buscar nuevos proveedores o incluso reducir personal. Todo esto como consecuencia directa de los nuevos aranceles impulsados por Trump, en un contexto de incertidumbre y sin garantías de estabilidad en el comercio exterior.
Tres impactos directos en sus operaciones
Las consecuencias para las pequeñas empresas no solo se verán en el papel, sino en la práctica diaria de sus negocios:
- Cadena de suministro: los nuevos aranceles dificultarán el acceso a materiales y productos esenciales, lo que puede provocar retrasos, cancelaciones de pedidos y pérdida de confianza entre los clientes.
- Bienes más costosos: el incremento en los costos de importación reducirá los márgenes de ganancia, afectando el flujo de caja de muchas empresas.
- Subida de precios al consumidor: ante los mayores costos, muchas pequeñas empresas no tendrán otra opción que trasladar el impacto a sus clientes, perdiendo competitividad frente a grandes marcas.
La pausa arancelaria parcial no aliviará el impacto real
Aunque la “pausa de 90 días” en algunos aranceles se ha presentado como una medida de alivio, en la práctica su efecto sería limitado. Esta rebaja temporal de solo el 10% no alcanza a compensar el peso del aumento de tarifas para productos provenientes de China, país del que dependen muchas pequeñas empresas para sus insumos.
Además, la corta duración del beneficio no ofrece seguridad a largo plazo para los negocios que necesitan planificar sus compras e inversiones con meses de anticipación. En ese sentido, la medida parece más un gesto político que una solución efectiva.