Moho en la fruta: ¿Qué debo hacer?

El moho en la fruta siempre ha sido un enigma. ¿Se debe descartar o hay alguna forma de salvarla y disfrutarla? Descúbrelo aquí.

Moho en la fruta | Es un hongo microscópico cuyas raíces son imperceptibles al ojo humano y pueden ser contraproducentes.
Moho en la fruta | Es un hongo microscópico cuyas raíces son imperceptibles al ojo humano y pueden ser contraproducentes.
Ilustración Capital

Encontrarnos moho en una fruta que estamos por comer, puede resultar muy desagradable. Al ser algo tan común, muchos inmediatamente proceden a retirar la parte afectada y comerla. Sin embargo, esta práctica puede ser contraproducente. ¿Hacemos bien en desechar la parte malograda y comer el resto del alimento? 

¿Qué dicen los expertos?

A pesar de la tentación de querer quitar la parte de moho, los especialistas coinciden en que, por más pequeña que sea la mancha con el hongo y no sea visible cuánto ha afectado por el interior al alimento, nos debemos deshacer de la pieza entera.

El moho es un hongo microscópico cuyas raíces son imperceptibles al ojo humano; por ello, solo vemos la superficie malográndose a pesar de que sus hifas (unidad básica de los hongos) han penetrado.

“El problema de los mohos no está solo en la parte que se ve. Algunas especies emiten sustancias tóxicas (micotoxinas) indetectables a simple vista que pueden ser muy nocivas para nuestro organismo. Desde alergias o problemas hepáticos”, mencionó Javier Pérez, responsable de Bioensayos del Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA) de España para el medio El Correo de Bilbao.

¿Qué hacer para evitar el moho en la fruta?

Para evitar la aparición del hongo en los alimentos, debemos prestar atención a su conservación. Algunos consejos para evitarlo, sobre todo si vamos a tardar en consumirlas, es comprar frutas verdes o aún no maduras y meterlas en la nevera, pues el crecimiento del moho es más lento en bajas temperaturas.

Además, es importante desinfectar y limpiar las zonas donde se guardan, así como no amontonarlas para que evitar golpes que den pie al moho. Por último, alejarlas de fuentes de humedad y optar por lugares frescos y secos.

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