El 24 de mayo de 2023, el mundo lamentaba la pérdida de la icónica cantante Tina Turner, cuya muerte a los 83 años fue marcada por homenajes y reseñas que destacaban su legado musical.
Sin embargo, entre las efusiones por su partida, pasó casi desapercibido un detalle significativo: Turner ya no era ciudadana estadounidense, un estatus tan deseado por miles de migrantes que cruzan la frontera de Estados Unidos, en busca de una mejor vida y del popular sueño americano.
La artista, nacida en Estados Unidos, había adoptado la nacionalidad suiza años atrás, tras un periodo de residencia en ese país europeo junto a su esposo, el productor musical Erwin Bach.
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Suiza su nuevo hogar
El cambio de ciudadanía de Tina Turner se produjo en 2013, un año que marcó un hito en su vida personal y legal. Después de casi dos décadas viviendo en Suiza, Turner decidió formalizar su relación con el país al que consideraba su hogar, renunciando conscientemente a su ciudadanía estadounidense.
Este proceso se llevó a cabo de manera particular, evitando una renuncia formal y sus implicaciones fiscales, según lo establecido por la ley de inmigración y naturalización de Estados Unidos.
La decisión de Tina Turner de adoptar la ciudadanía suiza estuvo motivada por su deseo de enfocarse plenamente en su vida personal y retirarse de la música.
Tras enfrentar problemas de salud, incluyendo un accidente cerebrovascular y un diagnóstico de cáncer intestinal, la artista buscó una vida tranquila en Suiza, donde vivió felizmente hasta su fallecimiento en el suburbio de Kusnacht en Zúrich. Para Tina Turner, Suiza representaba su hogar definitivo, y no tenía planes de regresar a Estados Unidos.