Trump abre camino a refugiados blancos de Sudáfrica mientras cierra puertas a latinoamericanos

La decisión del expresidente de acoger a sudafricanos blancos ha generado críticas por el trato desigual hacia inmigrantes de otras regiones y preocupación en el gobierno sudafricano.

Donald Trump ha decidido abrir las puertas a cientos de sudafricanos blancos, conocidos como afrikáners.
Donald Trump ha decidido abrir las puertas a cientos de sudafricanos blancos, conocidos como afrikáners.
Ilustración

Mientras endureció durante su presidencia las políticas migratorias contra latinoamericanos y musulmanes, Donald Trump ha decidido abrir las puertas a cientos de sudafricanos blancos, conocidos como afrikáners. Esta medida, basada en una supuesta “discriminación racial” contra esta minoría en Sudáfrica, contrasta con su historial de restricciones a refugiados y solicitantes de asilo.

Según reportó The New York Times, la administración Trump enviará una delegación oficial al Aeropuerto Internacional Dulles, en Virginia, para recibir al primer grupo de 54 afrikáners, que llegarían desde Johannesburgo en los próximos días. A ellos se les proporcionarán viviendas temporales, alimentación y apoyo logístico. "Se les dará un camino rápido hacia la ciudadanía", afirmó Trump en marzo pasado, asegurando que estos agricultores “huyen de la persecución racial” en su país de origen.

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Críticas desde Sudáfrica y la comunidad internacional

El gobierno sudafricano ha rechazado de forma tajante las acusaciones de discriminación. "Las alegaciones son infundadas y no alcanzan el umbral de persecución requerido por el derecho internacional", declaró su Ministerio de Asuntos Exteriores. También expresó su preocupación por la “motivación política” detrás del programa de reasentamiento, advirtiendo que se trata de un intento por desacreditar su democracia constitucional.

Organizaciones de derechos humanos han cuestionado el doble estándar de esta política. Mientras a los afrikáners se les ofrece refugio y apoyo inmediato, miles de inmigrantes centroamericanos han sido deportados, detenidos en condiciones inhumanas, o incluso enviados a cárceles en El Salvador sin debido proceso. Para activistas y analistas, este contraste subraya una narrativa racista y selectiva en las prioridades migratorias de Trump.

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