Ellos aprenden ping pong durante sus clases de educación física. Gracias a su dedicación ganaron una beca y viajaron a Brasil para seguir preparándose.
Edward Amador y Eliú Nazareth tienen 11 y 12 años respectivamente, como muchos otros niños de su edad sueñan en grande. Ellos viven en el centro poblado Villareal de Piotoa, que pertenece al distrito de Mazamari, provincia de Satipo (Junín) en pleno corazón del VRAEM. Piotoa está conformado por 40 familias que viven a orillas del río que lleva el mismo nombre. Es un pueblo alejado y humilde que cuenta con una cancha de fútbol, un colegio y, ahora, con una mesa de concreto para jugar ping pong.
Las estrellas de esta historia crecieron entre papayales, cafetales y mucha naturaleza. Edward nació en Tarapoto, pero a los 2 años llegó a Piotoa junto a sus padres que buscaban un mejor trabajo. Es el mayor de tres hermanos, quiere ser ingeniero y se considera callado y tranquilo. Además, es alumno sobresaliente en su colegio: en octubre de 2018 ganó las Olimpiadas de Matemática en Satipo. Su familia trabaja en la chacra sembrando y cosechando café, plátano, yuca y cacao. Además, Gelen Segura, su mamá, tiene una tienda donde vende pollo, carne y pescado, gracias a la cual sustenta a la familia.
Eliú, por su parte, es el quinto de 7 hermanos y sueña con ser arquitecto. Quienes lo conocen lo describen como un chico paciente, reflexivo y risueño que repara mucho en lo que habla frente a los demás. Su mamá es Reyna García, natural de Huancavelica. Junto a su familia, Eliú pasa sus días rodeado de naturaleza, estudiando y practicando su nuevo deporte favorito.
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