Para contar en el cine la historia de una persona de la vida real lo más común es que el guion relate esta vida de una manera cronológica, desde la infancia hasta la muerte, y haciendo un énfasis en los momentos importantes y con los que el público pueda conectar. Pero resultan más interesantes las películas biográficas que no siguen esa línea, sino que toman solo un momento de la vida y a partir de allí construyen la esencia del personaje. Es lo que pasa en Jackie. Y el momento elegido es cómo Jacqueline Kennedy asume el duelo luego del asesinato de su esposo, el presidente de los Estados Unidos.No se muestra como un luto común. El director chileno Pablo Larraín pone la tragedia de Jackie en primer plano. Desde el inicio el rostro de Natalie Portman conduce la historia y deja fuera de escena las investigaciones sobre el asesinato de John F. Kennedy, las conspiraciones, la historia policial, todo lo que se ha visto en otras películas que han tratado este homicidio. Ella es la protagonista y lo que le importa a Larraín es exponer cómo se asume un duelo y cómo se encuentra la forma de superar el dolor. Y entonces lo que vemos en Jackie es a una mujer que decide contar una historia para que la figura de su esposo se grabe en la memoria de la gente. Jackie es una película sobre la trascendencia, sobre qué se hace para no ser olvidado.Inspirada en los funerales de Abraham Lincoln, otro presidente asesinado, Jackie decidió que el cortejo que acompañase los restos de JFK hacia el cementerio que ella misma escogió recorriera varias cuadras, como una procesión, para que todos los que quisieran lo pudieran ver mientras pasaba y para que la televisión también transmitiera ese momento. Jackie construyó una puesta en escena cargada de gestos para conmover -siempre de la mano de sus hijos- y de símbolos de poder que convirtieron a JFK en un mito y a ella en un ícono de la moda y en la viuda más famosa de los Estados Unidos.El director Pablo Larraín tiene un gran manejo del tiempo en sus películas. En Jackie hay dos narraciones que se intercalan con el duelo. En la principal vemos a Jackie contándole a un periodista lo que sucedió, pero diciéndole que al final de la entrevista ella censurará lo que no debe ser publicado. La otra es un programa especial para la TV en el que ella, como perfecta anfitriona, conduce un tour por la Casa Blanca, que aunque lujosa como un palacio y con tantas piezas de colección como un museo, es también un gran panteón de la memoria de los ex presidentes. Estos momentos -el duelo, la entrevista y el tour-se mezclan en Jackie con la intención de ver, desde la nostalgia y la tristeza, a una mujer enfrentada al que podría ser el final de su cuento de hadas.Dos reflexiones finales sobre la película: 1. Esta es quizá la mejor actuación de Natalie Portman en el cine. Jackie es un personaje complejo, es trágico, sensible, con dominio de la escena política, pero a la vez esconde mucho más de lo que muestra. La mirada de la notable Natalie Portman es el centro del horror, las dudas y el misterio. 2. Pablo Larraín es uno de los directores más interesantes de la actualidad. Jackie es su primera película filmada en inglés, pero les recomiendo ver sus trabajos anteriores en los que prevalece una mirada crítica y controversial de la historia chilena. La dura transición de la dictadura a la democracia se cuenta en Tony Manero, Post Mortem y No, mientras que en El club aborda las acusaciones de pedofilia protegidas por la iglesia católica.Su película anterior a Jackie es Neruda, pero como en el caso de la primera dama, no es una biografía común del poeta sino una historia contada como un policial y construida a partir de los temas de su obra poética y de su personalidad desbordada. Busquen estas películas y conocerán a un talentoso director.