Desarrollado por los peruanos de Sunwolf Entertainment, Imp of the Sun llegó el pasado 24 de marzo a consolas y PC, con el objetivo de posicionarse como una alternativa en el siempre fructífero circuito independiente. ¿Lo habrá conseguido?
Antes de comenzar el análisis propiamente dicho, quisiera expresar mi satisfacción y alegría por el buen momento que está pasando la industria de desarrollo de videojuegos peruana, con interesantes producciones ya lanzadas en los últimos meses y varias más en camino.
Nada me hace más feliz que poder analizar un videojuego made in Peru.
Lo bueno
El mundo está en penumbra debido a un eclipse perpetuo. El dios Sol, con las últimas fuerzas que le quedan, decide enviar a Nin, un diablillo que tendrá como objetivo eliminar a los cuatro Guardianes que sumieron a la Tierra en la oscuridad. Así empieza Imp of the Sun.
La historia de Imp of the Sun es simple, lo sé; pero lo suficientemente atractiva como para mantenernos enganchados hasta el desenlace. Lamentablemente, mucho del argumento se nos cuenta a través de diálogos con NPC (personajes no jugables) opcionales, conversaciones que fácilmente podemos pasar por alto si es que no somos lo suficientemente curiosos como para activarlas.
Uno de los puntos más elevados de Imp of the Sun es su apartado artístico: el juego se desarrolla sobre hermosos y detallados escenarios, con muchas referencias al Perú antiguo. En la misma tónica, encontramos enemigos que destilan peruanidad; como danzantes de tijeras, cabezas clavas o majestuosos cóndores; por mencionar unos cuantos.
La propuesta jugable de Imp of the Sun es llamativa: estamos ante un plataformas de acción 2D, con toques de metroidvania: una referencia directa podría ser Ori and the Blind Forest (2015). El problema, tal como lo detallaré en la siguiente sección del análisis, es la ejecución de sus mecánicas. Pero no nos adelantemos.
Terminar la campaña me demoró casi 13 horas (según el contador interno del juego), aunque yo sentí que fue mucho menos. Tal vez sea un problema con el contador, pero juraría que la campaña me tomó como máximo sus ocho horas. Sea como fuera, creo que estamos ante una duración aceptable y con un agregado: al terminar, se desbloquea una nueva dificultad, por lo que hay cierto incentivo para rejugar.
Finalmente, y no por ello menos importante, debo destacar la excelente banda sonora de Imp of the Sun, compuesta por el peruano José Varón, a la sazón, CEO de Sunwolf Entertainment. Las piezas orquestales incluyen instrumentos de cuerda y viento peruanos y latinoamericanos; lo que calza a la perfección con la temática de todo el juego.
Lo malo
Tal como adelanté en la anterior sección, el problema del enfoque jugable de Imp of the Sun es la ejecución de todas sus mecánicas. Vamos por partes:
El control de Nin no está del todo pulido, algo que se resiente sobremanera en las secciones de plataformas, donde se debe ser muy preciso para superar los distintos retos. Para colmo, sobre el final de la campaña, hay una serie de retos plataformeros desafiantes en los que esta imprecisión se hace más elocuente.
Luego, un sistema de combate en extremo simplificado: tenemos apenas un botón para golpe y otro para realizar una barrida (que también sirve para hacer un dash ofensivo), lo cual nos deja con pocas opciones de ataque en los enfrentamientos, ya sea contra enemigos comunes o contra los bosses de la campaña. Podemos desbloquear algunos combos, pero su ejecución es deficiente en combate.
Y ya que mencioné a los jefes, debo cuestionar lo poco inspirados que son estos enfrentamientos: son en extremo simples, debido más que nada a que su repertorio de ataques es sumamente limitado; sin siquiera cambio de fase cuando le hemos restado una cierta cantidad de vida.
Lo mismo podría decir del componente metroidvania de Imp of the Sun: la teoría nos dice que ganar poderes o habilidades debe abrirnos paso a secciones inaccesibles en un inicio. Esto se cumple a medias en el juego, ya que no es determinante para avanzar en la campaña.
El nivel de dificultad es algo inconsistente. No hay una curva de dificultad, sino estamos ante una montaña rusa, con ciertas secciones retadoras y otras que son demasiado accesibles (las peleas contra bosses, por poner un ejemplo). Acá debo apuntar que la dificultad de algunas secciones plataformeras se incrementa por la ya mencionada falta de pulido en el control.
Acabada la campaña, no hay mucho más que hacer salvo la mentada opción de rejugar la campaña en un nuevo nivel de dificultad. Tal vez encontrar los secretos sea otro incentivo, pero no hay más. Hubiera sido genial tener modos extra de juego en Imp of the Sun.
Encontré pocos glitches o bugs durante mis horas de juego, salvo un momento en el que el audio se desconfiguró (tuve que reiniciar la partida) o una pantalla azul (jugué la versión de PlayStation 4). Sin embargo, mi camarada Leonardo Ancajima, de Progamer, se encontró con un error mayúsculo -en PC- que le impidió seguir jugando; y se vio obligado a reiniciar la campaña, perdiendo todo lo avanzado. Espero que estos inconvenientes se corrijan con eventuales parches.
Lo feo
El mapa de Imp of the Sun es lo más impráctico que he visto en mucho tiempo en un videojuego. Te dice poco o nada de tu ubicación o los caminos que te faltan por descubrir. Para colmo, no se puede hacer zoom como para siquiera intentar adivinar qué secciones no se han recorrido. Terrible.
Conclusión:
Imp of the Sun tiene una premisa interesante, con una ejecución deficiente. Intenta emular a grandes exponentes del género, como el citado Ori and the Blind Forest; pero no logra hacerlo adecuadamente. No es un mal producto, ojo; pero no destaca en prácticamente ninguno de sus apartados. Rescatables son su apartado artístico y su banda sonora; pero cojea en rubros tan importante como el sistema jugable. Con mucha pena lo digo, ya que es un producto hecho por compatriotas, pero no encuentro a Imp of the Sun un producto particularmente recomendable.
Comparte esta noticia
Siguenos en