Los tatuajes pasaron del estigma social a ser reconocidos como arte. Recorre el circuito de tatuadores en Lima, que contaron sus inicios y su visión sobre la industria.
El hombre con tatuajes de mayor antigüedad registrado vivió hace más de cinco mil años, aproximadamente 3.300 A.C. Fue encontrado en la frontera de Italia con Austria en los Alpes, en la zona llamada Otztal, por lo que fue conocido como Otzi. De unos 45 años de edad, tenía 70 tatuajes, que se cree que pudieron ser realizados con una función mágico-curativa, una suerte de acupuntura.
En el Perú, la Dama de Cao fue una gobernante norteña que vivió en el año 400 D.C. Era considerada casi una divinidad a sus cortos 25 años de edad y su cuerpo fue encontrado con figuras en la piel de serpientes, arañas, cocodrilos, monos, leopardos, abejas y mariposas. Su majestuosa tumba fue la pista para que los especialistas determinen su posición social en la cultura Mochica, apenas 150 años después del señor de Sipán en Lambayeque.
La actualidad es otra historia para el tatuaje artístico, aunque sus inicios -por los años noventa- fueron duros. En esa época no había muchas tiendas con insumos para comprar agujas y los tatuadores iban hasta el Barrio Chino. Para Ramón Mendoza, todo comenzó a cambiar en 1994´, cuando abrió su primera tienda en la esquina de Alcanfores con Benavides en Miraflores, la histórica Rising Dragon.
"A las dos semanas de abrir, el programa Buenos Días Perú nos hizo una nota y nos quitó de encima la mala imagen que tenían en esa época los tatuadores y las personas tatuadas -cuenta-. Pero esta no es una profesión tan relajada como se ve en TV. Se requiere de mucho esfuerzo y sacrificio ya que se trabaja 24x7. La rebeldía tiene que ser inteligente”.
/// El primer dragón
Los tatuajes tienen hoy un rol menos ceremonial, pero todavía tienen una gran importancia para quienes los llevan. Antes de 1990, eran vistos en Lima como marcas de presidiarios. Pero con la aparición de Rising Dragon, Body Hard, Stefano Tatoo, Arte Sagrado y Coyote, este arte se hizo más frecuente sobre la piel de los limeños.
“Renzo Signori fue en realidad el primero en hacer tatuajes artísticos. Trabajaba en su casa y luego en la tienda de maquillaje permanente de su mama", cuenta Mendoza desde su estudio La Santa María en la ciudad sueca de Örebro. "Tenía mucho talento, pero dejó el tattoo hace mucho tiempo. Mi estudio [Rising Dragon] fue el primero en Lima. Stefano Alcántara empezó un poco tiempo después y el Coyote tatuaba en su tienda de discos en galerías Brasil”.
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