La medicina Occidental con más frecuencia diagnostica que enfermedades como el colon Irritable, la gastritis, la migraña, las úlceras o fibromialgia, entre otras afecciones de la salud, no tienen causas orgánicas y las atribuye a un tema emocional. Afortunadamente, los médicos cada vez más recomiendan a sus pacientes con estos males, hacer deporte, comer sano, relajarse y sobre todo le aconsejan: “vaya al psicólogo”. ¿Por qué ellos están haciendo esto? La ciencia avanza y también el ritmo de vida ajetreado que tenemos como sociedad moderna. Esto unido a la falta de atención en nosotros mismos y de nuestra salud emocional. Por ejemplo: “cuando murió mi padre no pude ir a su velorio y despedirme de él y convivo con este hecho como parte de mis desagracias, mi madre me abandonó cuando yo era pequeña pero como tengo éxito económico y profesional no lo veo importante y no creo que me haya hecho “tanto daño”, o, quedé viudo y a pesar de tener otra pareja extraordinaria no me siento del todo satisfecho”. Todos estos acontecimientos dolorosos tienen detrás un conflicto emocional no resuelto que afortunadamente es posible de solucionar a través de la Biodecodificación o Bioneuroemoción.En Biodecodificación se habla mucho del inconsciente, porque cuando se trata una enfermedad física se está tratando con contenido interno que se está expresando a través del cuerpo. Para entender qué nos pasa hay que mirar hacia adentro. Los psicoanalistas fueron los primeros en utilizar el término inconsciente para designar un “lugar psíquico”, desconocido para la consciencia, donde está un conjunto de contenidos reprimidos por la persona. En el inconsciente está casi todo (no solo lo reprimido) es una base de datos enorme que constituye un auténtico tesoro que todos llevamos dentro y que contiene información muy relevante para nuestra vida, relacionada a nuestras emociones, a nuestros ancestros, a nuestra cultura, a nuestra historia, a nuestros primeros años de vida, a nuestros sueños.Se dice que el consciente es solo un 5 % de nuestra actividad, así que el 95 % restante forma parte del inconsciente. Por lo tanto, tenemos que asumir que en nuestra vida cotidiana estamos funcionando en base a un 95 % de información de la que no somos conscientes. Seguro te ha pasado alguna vez que vas a algún lugar y sientes que ya has estado ahí pero eres incapaz de recordar cuándo, porque no sabes si lo soñaste o de verdad estuviste ahí; o de repente conoces a alguien por el que te sientes inmediatamente atraído, incluso de hablar con él/ella, solo por su energía, por su forma de moverse o todas estas cosas que hacemos convencidos y que no sabemos explicar muy bien por qué las hacemos.