Dismenorrea es el nombre que los médicos le damos a este problema. Afecta a muchísimas mujeres y se manifiesta como un dolor tipo cólico que afecta la parte baja del abdomen y que a veces también se puede irradiar a la parte baja de la espalda y las nalgas.
El dolor al menstruar puede ser leve, moderado y en algunos casos muy severo, haciendo que las mujeres que lo sufren tengan que faltar a sus actividades diarias, como asistir al colegio, universidad o al trabajo. Puede venir acompañado de náuseas y vómitos, diarrea, fatiga, dolor de cabeza, etc.
Hay dos tipos de dismenorreas: la primaria y la secundaria. La primera se debe a una alteración en el mecanismo normal de la menstruación, mientras que la segunda puede deberse a diferentes enfermedades diferentes, como endometriosis, adenomiosis, miomas, etc.
Dismenorrea primaria
Cuando viene la menstruación hay un aumento de “prostaglandinas”, sustancias que producen contracciones en el útero y ayudan a expulsar la sangre menstrual. La incomodidad es semejante a las contracciones del parto, pero mucho más suave, así que no debería producir dolor ni malestar. Sin embargo, en algunas mujeres se produce mayor cantidad de prostaglandinas, lo que aumenta la intensidad, frecuencia de las contracciones y produce el dolor.
Usualmente inicia a edad temprana, al poco tiempo (máximo unos años) de que a la mujer le haya venido la primera regla. Es un dolor que inicia desde un día antes o el mismo día en que viene la regla y que usualmente puede durar entre 12 horas y 3 días.
¿Qué se puede hacer?
Empezaremos con las cosas que no implican medicamentos:
1.- Hacer ejercicios. Hay una serie de estudios que concuerdan en que las mujeres que hacen deporte de manera regular tienen mucho menos problemas de dolor al menstruar. Además, incluir los ejercicios dentro de la rutina diaria tiene otros beneficios para la salud (cardiovascular, evita la obesidad, mejorar el ánimo, etc.).
2.- Calor local. Una simple bolsa de agua caliente puesta en la pelvis puede hacer milagros en relación a este dolor. Cuarenta grados es ideal. También pueden ser usados los parches liberadores de calor.
3.- Evitar el tabaco, el alcohol y la cafeína por lo menos en esos días.
4.- La Estimulación Eléctrica de los Nervios (TENS) y los diversos tipos de acupuntura.
5.- Algunos estudios recomiendan suplementos de vitamina E, ácidos grasos omega 3, vitamina B1 (tiamina), vitamina B6 y de magnesio, pero las conclusiones sobre su efectividad aún generan polémica.
1.- AINES. Es el más usado. Se trata de un grupo de fármacos “antiinflamatórios no esteroideos” que se usan para disminuir el dolor y/o la inflamación en muchas patologías. Por ejemplo, el ibuprofeno, el ácido mefenámico, el naproxeno, etc.
Todos sirven porque actúan inhibiendo la producción de las prostaglandinas, que a su vez son las que provocan las contracciones que causan el dolor. Eso sí, es mucho mejor si la paciente toma los AINES antes de sentir los cólicos, pues la idea es que no se produzca el exceso de prostaglandinas.
Entonces, debería comenzar su uso apenas sienta que le va a venir la regla y continuar su ingesta en la dosis y el horario indicado por su médico, durante un par de días.
2.- Anticonceptivos orales. Son una manera muy eficaz de tratar los dolores de regla. Usualmente cuando la mujer comienza a tomarlos, los dolores disminuyen mucho o se van del todo.
Hay muchos anticonceptivos diferentes en el mercado y es su médico el que debe recomendarle el que se ajuste más a sus necesidades.
3.- Dispositivos intrauterinos (DIU) con progesterona. En pacientes que tienen relaciones sexuales son una muy buena opción, ya que protegen en forma muy efectiva contra embarazos y además ayudan a quitar el dolor de la regla. Es importante recordar que ahora hay unos dispositivos intrauterinos (T) que son especiales para mujeres que no han tenido hijos.
Concluyendo, el dolor en la regla es un problema frecuente que afecta a un gran número de mujeres, que puede ser primario (el que explicamos en este artículo) o secundario, del que hablaremos en el siguiente artículo. Ambos tienen tratamiento y en general podemos ayudar en forma efectiva a nuestras pacientes.