Cuando te enfrentas a una presentación es muy probable que tus nervios salgan a flote y te puedan jugar una mala pasada; aquí cuatros consejos para combatirlo.
Para muchos, el tener que estar parados frente a una audiencia resulta muy estresante, y peor aún, cuando deben realizar una presentación, ya que en ese momento toda la atención se centra en uno. Cuando tienes que hablar en público los nervios pueden jugarte una mala pasada; es probable que el mensaje que hayas preparado para la presentación no se haya podido transmitir de forma convincente y tu exposición se haya visto perjudicada. Muchas veces, presentaciones sólidas se han visto afectadas por los nervios del orador; por ello, es fundamental que tengas en cuenta estos cuatro tips que te ayudarán a controlarlos.
Enfócate en tu mensaje. Es importante que te hayas preparado para este momento, una buena forma de hacerlo es practicando con tu familia y amigos, o frente al espejo. Cuando te sientas seguro con toda la información que manejas y conozcas a la perfección todos los puntos a tratar; entonces estás listo para exponer. Al estar parado frente a tu audiencia, concéntrate en el mensaje que debes expresar; tómate tu tiempo para ordenar tus ideas y no te distraigas con el público. Recuerda que tu mente debe estar en el mensaje.
Imagina que le hablas a una sola persona. Desde el momento que te paras al frente de tu audiencia, haz un escaneo rápido de todos los asistentes y trata de fijar tu mirada en una sola persona. Procura que la persona que elijas se encuentre al medio de la sala, ya que así tu mirada estará siempre al frente. Cuando te sientas más seguro durante tu presentación, comienza a mirar a otras personas y busca la atención de los demás; de esa manera, podrás establecer una mejor relación con todos los asistentes.
Respira profundo. Esta es una técnica muy simple. Con una respiración profunda puedes sentir como los nervios disminuyen poco a poco. Una buena respiración inicia por la nariz, luego debes inhalar aire profundamente y contar hasta cinco lentamente, para finalmente expulsar el aire por medio de la boca. Esta técnica ayuda a tener bajo control los nervios, ya que al hacerlo podrás comprobar como tu cuerpo se normaliza y los nervios pierden su fuerza dentro de ti. Repite este ejercicio hasta que te sientas más tranquilo, y si durante la presentación sientes que necesitas hacerlo de nuevo, tómate unos segundos para respirar profundo; acuérdate que lo que importa no es cuántas veces lo hagas, sino que lo hagas bien.
Usa material de apoyo. Este recurso es de mucha utilidad, ya que tener una ayuda memoria en las manos te dará mucha más seguridad, y por ende, tus nervios se canalizarán en las notas y te sentirás más tranquilo. Además de mantener al público atento a tu exposición, te ayudará a recordar cuál es el siguiente punto a tratar. Usa palabras claves en tus notas y recuerda que deben ser de fácil lectura, ya que la idea es que sea un mecanismo de ayuda y no un elemento de distracción.
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