Los científicos han determinado que la gente bosteza más cuando lo hacen sus seres más queridos.
Siempre ha existido una relación entre el contagio y la empatía. Y, por primera vez, los científicos han observado este fenómeno.
Los resultados obtenidos durante el experimento mostraron que el ritmo del contagio de los bostezos es mayor en primer lugar con parientes, en segundo lugar con amigos, conocidos y por último desconocidos.
Los hallazgos sugieren que el bostezo es una forma de solidarizarse con las personas que experimentan una sensación, que en este caso, se suele relacionar con estrés, ansiedad, aburrimiento o fatiga.
¿Por qué bostezamos?
El coautor del estudio, Ivan Norsica del Museo de Historia Natural de la Universidad de Pisa, Italia, explica que se trata de un mecanismo para compartir las emociones. El contagio de un bostezo refleja las emociones de ambas personas.
Norsica y la coautora del estudio Elisabetta Papalagi, del Instituto de ciencias cognitivas y tecnologías de Roma, estuvieron un año recopilando datos conductuales de más de cien personas adultas de diferentes nacionalidades. Estas observaciones se realizaron en diversos escenarios (en trenes o durante comidas) en Italia y Madagascar.
Los científicos recopilaron distintas variables, tales como las relaciones de los sujetos entre sí, los países de origen, géneros y estilos de bostezo (bostezar con la boca abierta o bostezos más contraídos).
El equipo desarrolló un modelo estadístico basado en sus datos y comprobó qué efectos de cada variable influían en el contagio de bostezos. En el estudio, publicado en el diario PLoS ONE, el vínculo social resultó ser un predictor de respuesta al bostezo de otra persona.
A nivel evolutivo, el contagio de bostezos es un fenómeno relativamente nuevo en humanos, chimpancés y babuinos. Sin embargo, los bostezos espontáneos existen desde hace más de 200 millones de años.
La responsabilidad del contenido y autoría del presente artículo es de RPP.
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