El frío, el ejercicio y ciertos alérgenos pueden provocar la falta de aire, característica principal de esta enfermedad que afecta a más de 200 millones de personas.
Según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos (NHLBI), para llegar al diagnóstico del asma es necesario pasar primero por una serie de pruebas:
Historia clínica. El asma es una enfermedad con una evolución variable. La tos seca es una característica que aparece generalmente por las noches, además de la sensación de opresión en el pecho que impide respirar, la falta de aire al hacer ejercicio, o los silbidos en el pecho durante un resfriado común. Para cerciorarse de la incidencia del asma, es necesario consultar sobre antecedentes familiares, alergia o exposición a sustancias tóxicas en el ambiente de trabajo.
Radiografía de tórax. La radiografía permite evaluar la presencia de complicaciones y descartar otras enfermedades con síntomas similares, como infecciones del aparato respiratorio, aspiración de cuerpos extraños o malformaciones en los bronquios.
Pruebas de función pulmonar. La espirometría es la prueba fundamental para el diagnóstico y seguimiento del asma, ya que mide la cantidad y velocidad de la salida del aire durante la respiración.
Prick test. Se utiliza para determinar si la persona padece de alguna enfermedad alérgica. Se recomienda este estudio a los que han sido diagnosticados con asma.
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