Enseñarle a un niño pequeño a ser puntual es una tarea que se debe emprender con el ejemplo y con mucha paciencia porque muchos no entienden el concepto del tiempo.
El tiempo es un recurso no renovable, por lo que su valor es alto. Por ello, la puntualidad es considerada una virtud, un gesto de respeto y consideración al tiempo del otro.
Los niños necesitan aprender que ser puntuales no solo se trata de que lleguen a un lugar a la hora indicada sino de que cumplan con las fechas de entrega de sus tareas. Para ello, con información de la web ‘Con mis hijos’, un portal sobre educación infantil, hemos seleccionado ideas que pueden ayudar en esta lección:
1) Dialogar con el niño sobre la importancia de hacer cada cosa en un tiempo determinado. Por ejemplo, se le puede decir que si no se llega a tiempo al cine, no podrá verla completa.
2) Crear rutinas para que ellos mismos cumplan con las cosas previas que tienen que hacer antes de ir al colegio. Así aprenderá que hay acciones que deben llevarse a cabo en un tiempo determinado para poder llegar al colegio antes de que cierren las puertas.
3) El consejo anterior también aplica cuando vuelve del colegio. Si quiere jugar, tiene que cumplir antes con sus tareas escolares.
4) Hay que hacer que los niños comprendan cómo se siente uno cuando se espera a alguien que no llega. De este modo, conocerán el sentimiento e intentarán no replicarlo.
5) Las distracciones nos hace ser impuntuales. A los niños hay que hacerle notar que si ve la televisión cuando hace sus tareas, no podrá concentrarse del todo. Esto hará que necesite más tiempo para cumplir sus deberes y, en algunos casos, no podrá cumplir con las fechas de entrega.
6) Si el niño no pone de su parte para cumplir a tiempo con sus tareas, hay que dejar que experimente las consecuencias.
7) Hay que explicarle al niño que las personas impuntuales pierden credibilidad y el respeto de los demás. Usualmente se deja de convocar a las personas que llegan tarde o que faltan.
8) Es importante que el niño sea consciente de que hay imprevistos en el día que pueden arruinar los planes. Para evitar estos imprevistos es recomendable dar un poco más de tiempo a cada tarea. Es decir, no se debe hacer las cosas a última hora.
Hay que tener mucha paciencia con esta enseñanza porque los niños pequeños no entienden el concepto del tiempo. Algunos aún no saben ver el reloj. El diálogo constante es vital, pero sobre todo, la mejor enseñanza se logra con el ejemplo. Si nos ven preocupados por llegar a tiempo, respetando el tiempo del otro, es seguro que cuando crezcan, ellos también tengan una conducta similar.
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