Los estudios, hechos por la Universidad de Cambridge, se realizaron desde hace 20 años.
(Agencia N+1/ Hans Huerto) Un nuevo estudio publicado en la revista Molecular Psychiatry sugiere que nuestra habilidad de leer los pensamientos y emociones de las personas al mirarlas a los ojos viene determinada por nuestro ADN.
Estos científicos de la Universidad de Cambridge desarrollaron hace 20 años una prueba de "empatía cognitiva", llamada "Lectura de la mente en los ojos" que reveló que la gente puede interpretar rápidamente lo que otra persona está pensando o sintiendo con mirarla a los ojos, con pericia variable entre individuos, siendo las mujeres en promedio más hábiles en esta tarea.
Las evidencias. Esta vez el mismo equipo, de la mano de la firma de biotecnología 23andMe, reporta resultados de un nuevo estudio de rendimiento en esta prueba en 89.000 personas en todo el mundo. La mayoría de ellos eran clientes de 23andMe que aceptaron participar en la investigación.
Los resultados confirmaron la superioridad de las mujeres pero, además, que los genes influyen en esta habilidad. Se pudo identificar las variantes genéticas en el cromosoma 3 en las mujeres, y no en los hombres, como las asociadas con la capacidad de "leer la mente en los ojos".
Descubrimientos. Los genes más cercanos a este pequeño tramo del cromosoma 3 incluyen el LRRN1, activo en el núcleo estriado del cerebro —que recibe la información de la corteza cerebral— que se ha demostrado mediante escaneos cerebrales cumple con un rol determinante en la empatía cognitiva. En consonancia con esto, las variantes genéticas que contribuyen a las puntuaciones más altas en la prueba también aumentan el volumen del cuerpo estriado en los seres humanos, un hallazgo que necesita ser investigado más a fondo.
Estudios anteriores han encontrado que las personas con autismo y la anorexia tienden a puntuación más baja en la prueba de los ojos. El equipo encontró que las variantes genéticas que contribuyen a las puntuaciones más altas en la prueba de ojos también aumentan el riesgo de anorexia, pero no el autismo. Ellos especulan que esto puede ser porque el autismo implica rasgos sociales y no sociales, y esta prueba sólo mide un rasgo social.
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