Un joven holandés quería veranear en las playas de Sídney, pero un error lo llevó a una ciudad canadiense del mismo nombre.
Todos nos equivocamos. Milan Schipper es un joven holandés de 18 años que quería disfrutar de sus vacaciones en Sídney, Australia. Compró sus pasajes a un precio menor al habitual y subió a su avión. Horas después se dio cuenta de su error: había aterrizado en Canadá.
Desde Holanda, cada viaje a Australia costaba aproximadamente 1.000 euros. Sin embargo, un día Milan Schipper creyó estar de suerte, pues encontró un viaje a Sídney que valía 800 euros. "bien, compremos ese", dijo el joven viajero en ese momento. Comenzó a hacer maletas y llegado el día acudió emocionado al aeropuerto Ámsterdam.
Hasta ese entonces no había advertido nada extraño. Tomó su avión, realizó un trasbordo en Toronto y fue ahí que empezó a preocuparse. Los pasajeros fueron llevados a una pequeña aeronave de Air Canadá que los trasladaría a su destino final. "Vi el avión y era muy pequeño, y pensé '¿esto va a llegar a Australia?", contó Schipper a la radio canadiense CBC.
Se dio cuenta de su error. "Vi el plan de vuelo en la pantalla del asiento de delante... y fue entonces cuando me di cuenta de que estaba yendo a la derecha, y no hacia la izquierda. En ese momento me di cuenta de que había otra Sídney", siguió con su relato este joven de 18 años.
Efectivamente, ambos lugares se encuentran a 17.000 kilómetros de distancia. Mientras que una es la ciudad más grande y poblada de Australia, la otra es una comunidad de 31 mil habitantes y de clima gélido. Milan Schipper había elegido la primera porque quería disfrutar del clima cálido y sus playas.
Desilusionado por lo que le tocó vivir, optó por regresar a Ámsterdam. Los billetes de regreso le costaron otros 1.500 euros. No le quedó más remedio que pagar el precio del pasaje. Ahora espera seguir ahorrando para conocer - algún día- Sídney, la ciudad australiana.
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