Esta semana terminé de ver la segunda -y hasta ahora última- temporada de Hi Score Girl, el anime basado en el manga de Rensuke Oshikiri, publicado por Netflix. La serie me gustó, y mucho, y en este post les cuento por qué.
No veo tantos animes como quisiera. Trato de ver las series, películas y ovas que me recomiendan amigos o colegas, pero aún siento que no es suficiente. Hace un par de años, por ejemplo, llegué a Death Note por recomendación de mi hermano, y la obra me atrapó desde el primer capítulo. No pude dejar de ver la serie hasta conocer el desenlace.
No es algo reciente. Obras como Los Supercampeones, Los Caballeros del Zodiaco o El Rey Arturo, que pasaban por nuestra televisión local en los años noventa, marcaron gran parte de mi infancia y adolescencia. Eran series que en aquellos años miraba religiosamente, y que aún hoy disfruto viendo.
Algo así me pasó con Hi Score Girl, aunque mi aproximación con este anime fue distinta. Amigos me habían recomendado el anime, pero no le presté mucha atención hasta que un día, casi de casualidad, me saltó el tráiler en la pantalla de inicio de Netflix.
Ver los viejos locales de máquinas arcade, hoy casi extintos en Lima, fue una auténtica bofetada de nostalgia que me impulsó a empezar la serie. Y no les miento: me enganché desde el primer capítulo.
La historia gira entorno a Haruo Yaguchi, un muchacho como tú o como yo, fanático de los videojuegos, que pasa sus horas de ocio jugando, tanto en casa como en los salones arcade, que en Japón eran (y, tengo entendido, aún son) punto de reunión de cientos de gamers. Ahí -creo yo- radica mi empatía con el protagonista.
Pero Hi Score Girl va más allá. No es un anime que utiliza el mundo de los videojuegos como mero telón de fondo de la historia que quiere contar, sino que los convierte en protagonistas. Guile, sin ir muy lejos, es la consciencia y consejero de Haruo.
El anime en su totalidad es un tributo a los videojuegos, ya que no solo muestra las salas de arcade, sino que presenta con mimo y respeto títulos clásicos y diversas consolas y dispositivos. Es una lección de historia para los amantes del género, con datos, fechas de lanzamiento e, incluso, muestra cómo influyó en los gustos de los gamers el salto a las tres dimensiones.
Una historia de amor
El nudo de la historia es la relación de Haruo con Akira Ono, una chica rica fanática a los videojuegos y su rival en diversos títulos de pelea. Este vínculo tiene un tratamiento notable, ya que se aborda desde la inocencia de ambos personajes, que van descubriendo el enamoramiento a medida que van creciendo.
La historia nos lleva a conocer también a Koharu Hidaka, una muchacha que descubre el mundo de los videojuegos gracias a Haruo. Con ella en escena, Hi Score Girl nos presenta un simpático triángulo amoroso, con segmentos jocosos, pero también con momentos muy tiernos y emotivos.
No pienso destripar la historia ni comentar detalles o eventos puntuales, ya que no quiero malograr la historia a quienes no terminan la serie o tienen pensado verla. Pero debo admitir que Hi Score Girl tiene -en mi opinión- uno de los cierres más tiernos y satisfactorios que recuerde, un final que no dejará indiferente a quien lo vea.
Si bien el manga y el anime culminaron, Rensuke Oshikiri está trabajando en el spin-off Hi Score Girl DASH, que estará ambientado muchos años después de los acontecimientos de la historia principal, y tendrá como protagonista a Koharu.
Esto abre la posibilidad de conocer qué pasó con el resto de la pandilla, algo que en la historia original quedó a nuestra interpretación. Pero también, y acorde con el espíritu de la obra, nos dará la chance de ver cómo ha cambiado la industria de los videojuegos. Sin duda, un tema que da mucha tela por cortar.
Seguramente habrá animes mucho mejores que Hi Score Girl, no me cabe la menor duda. Pero si eres amante de los videojuegos, como este servidor, esta es una opción 100 % recomendada.
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