Hace unos días llegó a mis manos The Eternal Castle [REMASTERED], un videojuego independiente que llama la atención desde su curioso nombre, dando a entender que estamos ante la remasterización de un título antiguo. Sin embargo, no hay evidencias de que el The Eternal Castle original haya existido.
Uno de sus creadores asegura haberlo jugado a inicios de los noventa en la 486 de su papá. Según su versión, el juego estaba en un viejo disquete que lamentablemente se malogró y que, por ende, la información que almacenaba se perdió para siempre. The Eternal Castle [REMASTERED] nace de los recuerdos de aquellas experiencias.
Yo quiero creer que la historia es verdadera, y que en algún lugar del mundo hay otra copia del The Eternal Castle original esperando a ser descubierta. Sin embargo, mientras esto ocurre, si es que ocurre, tenemos entre nosotros su ‘remasterización’, disponible tanto en PC como en Nintendo Switch.
Lo que más me llama la atención de The Eternal Castle [REMASTERED] es su estética. El juego de TFL Studios está diseñado con la paleta CGA, con apenas cuatro colores que sirven para definir los escenarios y las siluetas de los personajes. El trabajo es notable, ya que con estos escasos recursos logran recrear un universo creíble, opresivo por momentos, desolador por otros. De lejos, lo mejor de esta entrega.
La historia, que podemos abordar desde la perspectiva de los pilotos Adam o Eve (interesante referencia bíblica), es bastante críptica, hablándonos de un apocalipsis nuclear en la Tierra, a la que regresamos después de muchos años en búsqueda de una valiosa unidad. Durante el reingreso al planeta, nuestra nave sufre un desperfecto y se estrella. Nosotros logramos escapar justo a tiempo, pero quedamos colgados de un árbol.
La campaña comienza con la misión de recuperar piezas desperdigadas de nuestra nave. Esto nos lleva por distintas locaciones del planeta, que está poblado por civilizaciones desconocidas y, en su mayoría, poco amistosas. La historia se nos cuenta a través de textos y diálogos igual de crípticos, pero también apela a la interpretación de cada usuario.
A nivel jugable, The Eternal Castle [REMASTERED] recuerda mucho a títulos como Another World o Flashback, auténticas piezas de museo que inspiraron a toda una generación de desarrolladores. Hay secciones en las que debemos enfrentar enemigos, ya sea a golpes o con armas, puzles (bastante ingeniosos, he de reconocer), trampas y plataformas. Acá gana protagonismo el diseño de niveles, que juega un papel importante en todo el andamiaje de la propuesta jugable.
Lamentablemente, el control del personaje es muy impreciso, en especial para las partes de plataformas. No sé si esto fue hecho intencionalmente para emular las sensaciones que nos daban los videojuegos de la época, pero francamente es algo que me terminó frustrando, ya que la dificultad de The Eternal Castle [REMASTERED] no estaba basada en el reto planteado sino en ‘las de Caín’ (para seguir con las referencias bíblicas) que pasé para controlar a Eve, personaje que elegí para pasar la campaña.
La campaña de The Eternal Castle [REMASTERED] no demanda mucho tiempo: La puedes acabar en unas tres horas, aunque -eso sí- hay incentivos para rejugarla, ya que descubrí que hay un final oculto. Además, hay misiones extras que le dan algo más de vida al producto.
¿Recomiendo The Eternal Castle [REMASTERED]? Sí, pero solo si eres de aquellos jugadores que buscan experiencias distintas a lo convencional, ya que, a nivel estético y artístico, este juego es único. El problema está en que flaquea en su apartado jugable, y esto es algo que me impide recomendarlo sin reparos a todos los públicos.
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