Bajo el mar peruano, frente a las costas de Ica, existe una cadena de montañas llamada Dorsal de Nasca. Una sucesión de 93 montes submarinos que albergan más de 1100 especies, muchas de ellas endémicas, que se ha convertido en la nueva propuesta del Estado peruano para avanzar en la conservación del mar.
La promesa de que más de cinco millones de hectáreas que rodean esta cordillera submarina se transformen en un área natural protegida fue un anuncio constante de la ministra del Ambiente, Fabiola Muñoz, durante el III Congreso de Áreas Naturales Protegidas de Latinoamérica y El Caribe que se realizó recientemente en Lima.
Según el expediente de creación de esta reserva, la Dorsal de Nasca permitiría que el Perú salte de proteger solo el 0,48 % del mar a un 6,5 %, cifra que serviría para avanzar en el compromiso peruano de contar, por lo menos, con el 10 % de su océano bajo alguna categoría de protección.
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Una cordillera marina
“Será el área protegida más grande del país y la primera cordillera submarina que se protege en Perú”, comenta Alicia Kuroiwa, directora de Hábitats y Especies Amenazadas de Oceana, quien participó en el equipo que preparó el expediente de la reserva.
Kuroiwa hace un paralelo de la Dorsal de Nasca con la cordillera de Los Andes para explicar que se comporta como una carretera para el desplazamiento de las especies. “Hay un lobo de mar que solo habita en la Isla de Pascua, nunca llega a las costas de Chile, pero sí a Punta Marcona en Perú, porque la cordillera le sirve como guía hasta nuestras costas”. Especies como los elefantes marinos (Mirounga) y el pingüino emperador (Aptenodytes forsteri) también han aparecido en Punta Marcona. “Estos animales viajan de sur a norte y cuando encuentran la cordillera siguen este camino”.
La Dorsal de Nasca forma parte de la Cordillera Nasca, Salas y Gómez, compuesta por dos cadenas de montes submarinos de origen volcánico que se extienden por 2900 kilómetros entre las costas de Perú y Chile. Formadas a lo largo de aproximadamente 30 millones de años, llegan hasta los 4000 metros de profundidad.
El biólogo Yuri Hooker, investigador del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, menciona que aún falta hacer estudios para conocer realmente todo lo que encierra este espacio marino marcado por los montes. “Potencialmente el área puede tener una alta diversidad, pero lo cierto es que no se sabe mucho de este lugar”.
Hooker considera que es necesario crear esta reserva, pero a la vez cuestiona que otras zonas que cuentan con mayores estudios, como el mar del norte peruano —donde se ha propuesto la creación de la Reserva Nacional Mar Tropical de Grau—, aún no tengan el visto bueno del Estado.
“Desde el 2011 se está buscando proteger el mar tropical del norte peruano, en especial la biodiversidad y endemismo, pues en un pequeño litoral de 150 kilómetros se concentra más del 70 % de la biodiversidad de todo el mar peruano”, reclama el biólogo Hooker.
Hooker también se refiere a otros ecosistemas prioritarios como una dorsal en el norte peruano, así como zonas del litoral de Arequipa, en especial entre Quilca y Matarani. “Lo ideal es que se creen muchas áreas marinas, incluyendo la Dorsal de Nasca y las mencionadas antes, pero lo que no debe ocurrir es descartar las áreas probadamente biodiversas pero más complejas de administrar para crear otras lejanas, profundas e inaccesibles con el único propósito de alcanzar un porcentaje de mar protegido”.
El temor es que se deje de lado la creación de la reserva del norte peruano que cuenta con oposición del sector de hidrocarburos, debido a que en estas costas existen concesiones petroleras.
“Es una decisión política”, agrega Kuroiwa sobre las demoras en la creación del Mar Tropical de Grau. “Lleva dos años en el Consejo de Ministros y hasta ahora no se aprueba”, recuerda la especialista de Oceana.
Una reserva en camino
Según el expediente de creación de la Dorsal de Nasca, en la zona —que incluye toda la cordillera Nasca, Salas y Fernández— se han registrado 1116 especies, 30 de ellas en peligro o en estado vulnerable como la ballena azul (Balaenoptera musculus) y la tortuga dorso de cuero (Dermochelys coriácea). Se calcula además que alrededor del 41 % de peces y 46 % de invertebrados son endémicos.
Se trata también de un lugar de tránsito en las largas migraciones de algunas especies como la ballena jorobada y es el hogar de especies de aguas profundas como los corales de agua fría y el bacalao, consideradas vulnerables y de difícil recuperación.
Además, es un lugar de tránsito para las especies comerciales en Perú como la pota, el bacalao de profundidad, el perico y los tiburones. Según el expediente, son doce las pesquerías importantes que se encuentran es esta zona. Una de ellas es el jurel, pues se trata de un lugar de reproducción de esta especie.
Pedro Gamboa, jefe del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP) señala que la propuesta de su creación surgió con la intención de cubrir la mayor cantidad de representatividad de ecosistemas marinos en Perú. “El expediente se ha enriquecido con aportes del Imarpe [Instituto del Mar del Perú], pero aún queda mucho espacio para hacer investigación científica”.
Gamboa señala que actualmente el proceso de creación de esta reserva se encuentra en la etapa de consulta con todos los actores involucrados. Una vez logrado el consenso de todos los sectores se presentará al Consejo de Ministros para su aprobación. “La meta es que se aprueben las dos reservas [Mar Tropical de Grau y Dorsal de Nasca] en simultáneo”.
Aunque Gamboa reconoce que la presencia de concesiones petroleras en el norte se ha convertido en un escollo para el Mar Tropical de Grau, confía en que este impase logre superarse y el Gobierno peruano pueda cumplir con el ofrecimiento que hiciera la ministra del ambiente durante el CAPLAC, de concretar ambas reservas para el 2021.
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Gamboa también destaca que para la creación de la Dorsal de Nasca se haya creado una comisión multisectorial que congrega a representantes de diversos sectores del Estado.
Joanna Alfaro, presidenta de ProDelphinus y colaboradora de la propuesta de la Dorsal de Nasca, menciona que actualmente se está realizando el proceso de compartir el documento con los diversos actores, principalmente con los pescadores que cada año llegan hasta este espacio marino para la captura de especies comerciales importantes como la pota y el perico. “Hay actividad de pesca industrial y artesanal”, explica la bióloga marina.
Alfaro también considera que esta área marina permitirá al Perú cumplir con una serie de acuerdos internacionales para la protección de su océano y la biodiversidad que lo habita.
Por su parte Kuroiwa menciona que la principal amenaza de este espacio marino es la pesca ilegal, pues en esta zona no está permitida la captura por arrastre, sin embargo, es posible que ingresen grandes embarcaciones para realizar esta actividad de manera no permitida.
La especialista de Oceana comenta que una de las acciones para proteger este espacio marino será el monitoreo satelital a través de Global Fishing Watch, un servicio que permite hacer un seguimiento, en tiempo real, a las embarcaciones que se encuentran realizando actividades pesqueras en el mar peruano.
El artículo original de Yvette Sierra Praeli fue publicado en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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