Abuelas matriarcas, tías, tíos, sobrinas y sobrinos: los elefantes, como nosotros, tienen vidas sociales complejas. Sin embargo, los elefantes asiáticos en el sur de la India podrían estar cambiando su vida social para adaptarse a los terrenos afectados por el uso de los humanos que están reemplazando rápidamente sus hábitats naturales.
Según un estudio publicado en Scientific Reports en julio, ahora, elefantes machos jóvenes, los cuales son generalmente solitarios, están formando manadas exclusivamente masculinas inusualmente grandes y más duraderas. Esta adaptación podría ser un esfuerzo por aprender los trucos de machos adultos con más experiencia sobre cómo evitar que los maten en estas zonas que presentan unos riesgos anormalmente altos para los elefantes.
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Para los elefantes, las zonas cercanas a los bosques que están dominadas por los humanos, como los campos agrícolas que a menudo reemplazan a los bosques naturales y conectan un bosque fragmentado con otro, son muy parecidos a los supermercados: siempre hay mucha comida para elegir. Y si eres un elefante macho joven hambriento que está creciendo muy rápido, no hay nada como darse un banquete en los cultivos agrícolas (los cereales como el arroz y el mijo tienen muchos más nutrientes —como proteínas, calcio y sodio— que los productos forestales, como las hierbas silvestres) para impulsar el crecimiento y la salud, ambos son requisitos importantes para lograr aparearse.
Grandes riesgos, grandes beneficios
Sin embargo, son muchos los riesgos que un elefante tiene que pasar si se aventura dentro de las zonas dominadas por los humanos: estrés, lesiones físicas que se producen cuando la gente los ahuyenta de los cultivos, capturas de “elefantes problemáticos”, así como muertes debido a represalias, electrocuciones, accidentes de trenes y la caza furtiva. Pero, aunque los riesgos son altos, también lo son los beneficios. Por ejemplo, un estudio en el estado norteño de Karnataka descubrió que las dietas basadas en los cultivos son tan sanas que incluso bajan los niveles de estrés de los elefantes que se alimentan de ellos.
El biólogo de fauna silvestre Nishant Srinivasaiah a menudo detectaba este tipo de manadas de elefantes que se movían a lo largo de las zonas usadas por los humanos, incluidas las tierras de labranza cerca de la ubicación de su estudio en el Parque Nacional Bannerghatta de Karnataka. Su interés en el comportamiento de los elefantes lo llevó incluso a analizar vídeos en YouTube de interacciones entre los humanos y los elefantes en la región. Ahí fue cuando se dio cuenta de algo inusual: algunos de los grupos de elefantes estaban compuestos solo o en su mayoría de machos.
“¿Por qué se están moviendo los elefantes machos a través de zonas usadas por los humanos?”, se preguntó Srinivasaiah. “¿A dónde van?”. Sin embargo, había otros machos que permanecían en gran medida dentro del bosque.
“Esto hizo que creciera mi interés en investigar más profundamente las idiosincrasias individuales y la toma de decisiones de los elefantes machos en el terreno en general y su sociabilidad”, dijo.
Para descubrir si los factores medioambientales como la contigüidad del hábitat y la presencia humana influyen en la sociabilidad de los elefantes asiáticos macho (si un individuo prefiere estar solo o en un grupo), Srinivasaiah y sus colegas primero identificaron aproximadamente 10 000 kilómetros cuadrados (3900 millas cuadradas) de terreno que incluía zonas protegidas (el Parque Nacional Bannerghatta, los santuarios de fauna silvestre Cauvery y Cauvery Norte), reservas forestales, asentamientos humanos y tierras agrícolas a lo largo del sur de Karnataka y el norte de Tamil Nadu.
Los estudios de campo y la información de los guardabosques ayudaron al equipo a recortar la lista de zonas que eran usadas tanto por los hombres como por los elefantes para instalar las cámaras trampa. De las 20 124 fotografías de elefantes que obtuvieron entre febrero de 2016 y diciembre de 2017 de estas cámaras trampa, el equipo identificó elefantes a partir de 1430 fotografías y los clasificaron en tres grupos: grupos de ambos sexos (que contienen elefantes machos y hembras), grupos solo de machos y machos solitarios. A continuación, el equipo clasificó cada uno de los 248 machos que identificaron de esos grupos en clases de edad. La edad se correlaciona con la madurez sexual, por lo que el equipo también podía clasificar a cada macho bien como menor (menos de 10 años y sexualmente inmaduro), adolescente o sexualmente maduro, socialmente inmaduro (entre 10 y 20 años) o maduro (tanto sexual como socialmente maduro, más de 20 años).
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Asociaciones a largo plazo
Como se esperaba, las fotografías revelaron que los machos menores se encontraban principalmente en grupos de ambos sexos; los machos permanecen en la manada en la que nacieron hasta que llegan a la adolescencia. Los resultados también mostraron que, en los hábitats forestales, los machos tendían a volverse cada vez más solitarios con la edad. Por lo tanto, los machos adultos se encontraban principalmente solos. Sin embargo, los adolescentes estaban solos o en grupos solo de machos a partes iguales. Estos machos eran más propensos a formar parte de grupos exclusivamente de machos y agruparse con otros machos en grandes manadas de hasta 12 elefantes, casi exclusivamente en campos de cultivo que también contienen fragmentos de bosque aislados —una señal de que estos grupos solo de machos formados recientemente podrían ser una respuesta a los factores medioambientales—.
Estos grupos exclusivamente de machos también permanecen juntos durante más tiempo del habitual. Mientras que es normal que algunos machos se unan a otros durante una estación o unas semanas, estos nuevos grupos duraban “unos años”, según los autores. Curiosamente, los autores añaden que hace más de dos décadas se llevaron a cabo investigaciones en la misma región y no mencionan grupos de machos tan grandes y estables.
La formación de estas asociaciones a largo plazo exclusivamente masculinas no es solo una coocurrencia o agrupación por casualidad, dice Srinivasaiah. Una posibilidad es “la amortiguación social”, donde el sistema de apoyo social que deriva de formar parte de un grupo puede ayudar a “amortiguar” o reducir el estrés. Srinivasaiah dijo que, mientras que la amortiguación social es un fenómeno conocido entre los elefantes, podría haber otro motivo por el que estos adolescentes se están agrupando.
“Estos elefantes necesitan aprender a utilizar eficientemente el nuevo entorno y conseguir sobrevivir”, dijo. “Por lo tanto, asociarse con machos mayores, con un mayor conocimiento y experiencia es una estrategia que usan algunos de los elefantes más jóvenes para sobrevivir y persistir en entornos de alto riesgo. De lo contrario, tendrían que hacer lo mismo mediante el proceso de prueba y error, el cual podría salir caro”.
El establecimiento de estos grupos exclusivamente masculinos en respuesta a factores antropogénicos, que modifican su propia sociabilidad es un descubrimiento importante que no solo sugiere que los elefantes son capaces de adaptarse, sino también cómo la influencia humana está cambiando la vida natural a nuestro alrededor, dijo Srinivasaiah.
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Los males del Antropoceno
La pérdida generalizada de hábitat es uno de los distintivos del Antropoceno, la época geológica que se define por la influencia humana dominante sobre el mundo natural. Si el territorio de los elefantes dentro de los bosques continúa siendo absorbido por actividades que no son forestales, los animales tendrán que adaptarse al cambio o morir, dijo Srinivasaiah.
Probablemente los elefantes sean una de las especies mamíferas con mayor facilidad de adaptación y su comportamiento social puede variar según las condiciones medioambientales, dice Prithiviraj Fernando, fideicomisario del Centro para la Conservación y la Investigación en Sri Lanka, que estudia a los elefantes asiáticos en la nación isleña y no participó en el estudio recientemente elaborado en la India.
“Por ejemplo, en Sri Lanka, grandes grupos de machos se pueden ver principalmente en zonas con una alta disponibilidad de recursos”, dijo.
Este estudio es uno de los primeros en centrarse en la sociabilidad de los elefantes asiáticos machos y cómo varía en función de las condiciones del hábitat, escribió en un correo electrónico a Mongabay. “Llevar a cabo estudios similares en otras partes del territorio ayudaría a determinar si las pautas observadas por Srinivasaiah y sus colegas son exclusivas de su área de trabajo o características de los elefantes asiáticos en todas partes”, dijo Fernando.
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Mitigar el conflicto
Según los autores del estudio, es “imperativo que la atención en el futuro se centre en la gestión y la conservación de [estos] jóvenes machos desagrupados” para mitigar la posibilidad de un incremento en los conflictos entre los humanos y los elefantes en los terrenos agrícolas.
“Los jóvenes machos solitarios son muy imprevisibles y si se asocian con machos adultos que no se alimentan de los campos de cultivo, no aprenderán la conducta de alimentarse de dichos cultivos o incluso pueden desaprenderla”, dijo Srinivasaiah. Por lo tanto, medidas paliativas como la captura de individuos importantes dentro de un grupo de machos adultos podrían resultar contraproducentes, dijo, ya que estos machos adultos y con experiencia son esenciales en una sociedad de machos para ayudar a guiar a los machos más jóvenes y también disciplinarlos cuando se desplazan a través de las aldeas, de este modo se mantiene el conflicto al mínimo.
“La clave para vivir con elefantes podría estar en la comprensión de su complejidad social y aprovechar este conocimiento para aprender cómo modificar nuestras propias prácticas para hacerlas más compatibles con el uso que los elefantes hacen de una zona, y ser más flexibles en nuestros planteamientos y comportamientos hacia los elefantes”, dijo Srinivasaiah.
El artículo original de Aathira Perinchery fue publicado en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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