La segunda temporada de la exitosa serie de Netflix expande la mitología y explora nuevas narrativas (casi siempre) con éxito.
ALERTA DE SPOILERS. MUCHOS SPOILERS.
En su segunda temporada, Stranger Things cambia la dinámica de ‘niños que conocen un secreto pero a los que nadie cree se enfrentan al mundo’ (influenciada por E.T, The Goonies y X-Men) por ‘grupo de humanos se enfrentan a lo sobrenatural con la ayuda de una entidad gubernamental’ (con más de Alien, Aliens, Stand by me, Jurassic Park e incluso H.P. Lovecraft). Esto trae nuevos personajes, dinámicas y expande la mitología. Todo cambio, naturalmente, significa riesgos, de los que la serie sale casi siempre bien librada. Casi.
El éxito de la segunda entrega del show radica en la forma en la que maneja las expectativas, suma nuevos personajes y expande el universo donde era necesario, siempre manteniendo su carisma a pesar de que el clima se torna más sombrío. Pero en los cambios también están sus defectos. Comencemos por lo que funciona. Ha pasado casi un año desde que dejamos Hawkins. Mike, Will, Dustin y Lucas siguen siendo un grupo de cuatro amigos nerds fanáticos de los juegos de arcade y de Calabozos y Dragones, los únicos del colegio que se disfrazan por Halloween. Pero el trauma de lo ocurrido en la temporada anterior aún se siente.
Will no deja de tener visiones sobre el upside down que lo desconectan de la realidad. Mike se la pasa extrañando a Eleven y preocupándose por su amigo. Tras ser el chico inocente y optimista de la primera temporada, pasa la mayor parte de la segunda agobiado por su recuerdo. Es, quizás, el más adolescente de sus amigos, al que más le está doliendo crecer. Por ratos uno simpatiza con él (todos hemos pasado por ‘la etapa del pavo’), pero también puede resultar frustrante. Sonríe un poquito para las fotos que te saca tu mamá, maestro.
Los mejores del partido
Ante el estancamiento del personaje de Mike, que aun así sigue siendo el líder del grupo, el que se roba el show es Will. De pasar casi toda la serie atrapado en el upside down y sin mayor exposición que algunos flashbacks, Noah Schnapp por fin tiene una oportunidad de mostrar sus dotes como actor y no la desaprovecha. De su desconcierto en los capítulos iniciales a su etapa como ‘poseído’, al mejor estilo de Linda Blair en El Exorcista, su actuación convence y conmueve en los momentos que tiene que hacerlo. Los elogios que se llevó Millie Bobby Brown ahora se los merece él.
El otro MVP es Steve Harrington, el personaje con el mejor arco argumental de toda la serie. En la primera temporada pasó de ser el bully popular y superficial a mostrar que realmente le importan su novia, Nancy, y sus amigos, al punto de enfrentarse al Demogorgon. Al inicio de esta, la pareja termina. En su intento por reconciliarse con ella, Steve acaba defendiendo a Dustin (la inesperada relación hermano mayor/hermano menor que forman es estupenda) y a sus amigos en su lucha contra los demo-dogs y luego ante Billy, el nuevo rey del colegio, como él mismo se llama.
Pese a su heroísmo, Steve acaba con el corazón roto cuando Nancy decide estar con Jonathan, lo que le deja la cancha libre para seguir creciendo en la tercera temporada. El éxito del personaje estaé en el carisma de su actor, Joe Keery. Los creadores de la serie contaron que al inicio Steve iba a ser un personaje completamente antagonista (más parecido a Billy), pero su carisma en el set los obligó a reescribirlo.
Los nuevos de la clase
Los nuevos personajes Bob Newby (Sean Astin), Max (Sadie Sink), Sam Owens (Paul Reiser) y Billy (Dacre Montgomery), cada uno con resultados distintos. El mejor es Bob. Al inicio su personaje me parecía sospechoso. Se le veía demasiado buena gente, inteligente y transparente como para ser real. Debía ser un espía, un doble agene. Pero no lo era. El capítulo 8 muestra su sacrificio para que el resto del grupo, entre ellos su novia Joyce Bayers (Winona Ryder) y su hijo, logre escapar de los demodogs. Si bien su muerte se vio venir minutos antes, no dejó de ser el mayor golpe emocional de la temporada. Incluso me sentí culpable por haber dudado de él.
Max aparece al inicio como un personaje misterioso con un pasado problemático e introduce una nueva dinámica en el grupo. Dustin y Lucas se enamoran (y compiten) por ella, a Will le da igual y a Mike le molesta. No quiere que ocupe el lugar de Eleven. Sin embargo, su misterio se resuelve de forma muy simple (dos minutos de exposición y chau) y pasa ser uno más del grupo. Nunca logró desarrollarse como personaje. La gran pregunta es ¿por qué todos la tratan tan mal? Incluso Eleven. Su encuentro fue divertido, pero no necesitamos más personajes femeninos enfrentados por un hombre.
Su hermano, Billy, se desarrolla incluso menos, pero su escena con la mamá de Mike y Nancy paga su inclusión en la serie. El caso del doctor Owens es interesante. No es totalmente malo, pero sus intenciones son ambiguas. ¿Por qué los demodogs solo le hirieron la pierna? ¿Por qué quedó libre luego de que se reveló la muerte de Barb? Otra cosa: ¿no hay más criaturas en el upside down que lo demogorgons y los demogogs?
Historias parejas
El arco de Eleven es el más polémico. Su relación con Hopper es creíble y los fortalece a ambos. Su reencuentro con Mike y el grupo es bastante satisfactorio, sobre todo porque permite que este por fin salga de su ‘etapa del pavo’ y desfogue su rabia preadolescente con su suegro adoptivo. Los problemas llegan cuando sale de casa. El episodio 7, en el que va hasta Chicago para reencontrarse con su ‘hermana’ y sus cómplices, ha sido criticado por cortar el hilo narrativo del resto de la historia en medio de una invasión de demidogs. El capítulo cumple su objetivo de expandir la mitología de la serie, pero más que el corte de la narración, su lado más flojo es que fue demasiado previsible (era obvio que Eleven iba a terminar volviendo) y que pudo ser mejor ejecutado. Vale el esfuerzo, le faltó punche.
El resto de personajes se mantuvo en un gran nivel. Dustin criando y luego tratando de matar a D’Artagnan (con uniforme de hockey incluido) fue una de las secuencias más divertidas de la temporada y la escena en la que él y Steve meten el cadáver de un demodog en la nevera fue tranquilamente la más graciosa. Lucas pasó de ser el escéptico, el ‘anti-Eleven’, a enamorarse de Max, siguiendo el enorme consejo de su padre. Joyce volvió a conmover por su dedicación a Will y es satisfactorio verla feliz al lado de Bob, a pesar de lo que pasa al lado. Pero por favor, que en el futuro sea más que la madre sufrida. El final deja abierta una posible relación con Hopper, que es lo que todos quieren ver. Luego están Jonathan (poco usado en general) y Nancy, que por fin se juntan y logran, como reclamaban todos, justicia para Barb.
El final que no fue. Una de las últimas escenas, en la que Nancy ve a Dustin siendo rechazado por chicas mayores y se pone a bailar con él, le da un satisfactorio sentido de cierre a la serie. Recordemos lo mal que lo trató en el primer capítulo. Si todo terminaba allí, con los personajes bailando relativamente felices y emparejados, no había problema. Pero el dinero manda: Netflix ya ordenó una temporadas más y los hermanos Duffer quieren hasta dos más. Allí se verá con mejor perspectiva si los cambios de la segunda, los buenos y los malos, sirvieron realmente para el desarrollo de universo. Ahora toca ver la serie de nuevo para apreciarla mejor.
Calificación: 4 de 5.
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