Todo suceso tiene una serie de acontecimientos que van marcando el rumbo, y lo mismo ocurre cuando tomamos la decisión de cambiar de empleo.
En ocasiones, cambiar de trabajo puede resultar beneficioso, sobre todo si la otra compañía te ofrece mejores condiciones, sueldo o posibilidades de ascenso. Sin embargo, hay circunstancias donde no se puede tomar con facilidad dicha decisión y se debe sopesar mucho los pros y contras existentes, ya que se conocen casos de personas quienes, sin reflexionar mucho al respecto, han cambiado apresuradamente de trabajo para luego arrepentirse.
La pregunta, ¿cuándo conviene cambiar de empleo? En este sentido, se recomienda que, antes de tomar una decisión, se valoren los siguientes aspectos:
Cuando no cambiar
- Si estás pasando por algún tipo de crisis personal (divorcio, pérdida de un ser querido, problemas económicos, etcétera) te resultará difícil y emocionalmente agotador pasar por la etapa de adaptación que requiere un nuevo trabajo y, a la vez, lidiar con tus problemas personales.
- Por otro lado, si te acaban de dar un ascenso en la compañía significa que te han tomado en cuenta por tu capacidad y habilidades y es probable que, en un futuro, te consideren para mejores posiciones. No tendría, entonces, sentido cambiar de empleo.
- Si la nueva empresa te está ofreciendo sueldo, posibilidades y condiciones de trabajo muy similares a las que tienes, no estarías dando un paso hacia adelante y no merecería la pena renunciar a tu empleo actual. La única excepción sería que el puesto ofrecido estuviera en un campo en donde siempre has deseado trabajar.
Cuando sí cambiar
-Si tu empleo actual no te deja avanzar hacia tus metas ni te ofrece perspectivas a corto, mediano o largo plazo, es mejor que aceptes el empleo que te pone el camino más claro.
-Si existen cambios en la estructura organizacional de tu compañía donde se observan despidos masivos.
-Si te encuentras ejerciendo la misma posición por años y te han prometido que la situación cambiará y pasa el tiempo y no pasa nada.
-Si observas que tus compañeros y jefes critican tu trabajo cuando antes lo elogiaban y se muestras distantes, fríos y hasta groseros cuando antes eran amables. Esto es síntoma de que tal vez desean prescindir de tus servicios y sería mejor que evalúes la otra opción.
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