Los verdaderos líderes son personas humildes, vulnerables y honestas que no tienen problemas en aceptar cuando están equivocados. Esta característica los ayuda a conectar con otros fácilmente.
En la cultura corporativa es recurrente que las personas en puestos de liderazgo se sientan vulnerables si no tienen la respuesta a todas las preguntas. Esta tendencia parte del hecho que la gran mayoría aprendemos a evitar los errores y, a toda costa, no admitir que los cometemos.
Según Jann E. Freed, consultora de liderazgo y autora del libro “La sabiduría del líder”, se exige a los líderes ser carismáticos y que se puedan poner en un pedestal. Sin embargo, en muchos casos tienen dificultades para aceptar la responsabilidad por sus errores y son adictos a la perfección. Estos comportamientos son una reacción defensiva al miedo descontrolado, el que no les permite ser verdaderamente empáticos y conectar con otros.
“Los líderes que no pueden enfrentar el miedo y las vulnerabilidades son incapaces de mostrar un liderazgo empático y cuidadoso”, indica Freed. “Esto no significa que estos líderes eviten tomar decisiones difíciles cuando tienen que hacerlo. Es parte de su trabajo. Pero los líderes dispuestos a compartir sus propios miedos son los líderes auténticos que otros quieren seguir”, refiere la autora.

Enfrentar los miedos nos permite procesar las experiencias de vida y aprender de ellas. Ayuda a ser más empáticos, humildes, sensibles y auténticos.
Cuando nos acercamos a las situaciones desde una perspectiva de humildad y disposición para aprender de los otros, olvidamos ser perfectos y disfrutamos el momento. Demostrar vulnerabilidad invita a las personas a conectarse unas con otras y permite que otros vean que somos solo humanos, igual que ellos.
Una forma de enfrentar los miedos es identificar uno de ellos e interactuar con alguien que lo haya tenido o lo esté experimentando. La idea del ejercicio es comprender un miedo o ansiedad específicos y desarrollar compasión y empatía con otros que tienen ese mismo problema. Así se logrará soltarse y ser libre. Esta libertad nos permitirá admitir que no siempre tenemos todas las respuestas y que, como cualquier ser humano, podemos cometer errores.

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