En el mundo actual es importante tener una imagen que proyecte seguridad. Transmitir una idea equivocada de lo que somos nos puede cerrar muchas puertas.
La imagen que los demás se formen de nosotros, a partir de una primera impresión, es la que generalmente permanece y la que nos abre o cierra las puertas hacia nuevas oportunidades. Todos los seres humanos proyectamos una imagen frente a los demás, que comienza a formarse a partir de nuestro aspecto físico, se fortalece con todo aquello que dejamos ver de nosotros y se consolida con lo que los demás perciben con nuestra forma de actuar.
Cuidar nuestra imagen a lo largo del tiempo, para que siempre refleje lo que hemos querido mostrar, requiere de una total coherencia en nuestro comportamiento frente a lo que los demás piensan y esperan de nosotros.
¿Quién eres y qué deseas que vean en ti?, son algunas preguntas que debes hacerte antes de pensar en mejorar tu imagen personal. “Una vez que tienes claro estos aspectos, tienes que conocer cuál es la imagen y la filosofía de la empresa a la que perteneces para, finalmente, alinear tu imagen personal con ella”, comenta Lotty Castillo, directora del Centro de Imagen Protocolo y Estilo, centro de consultoría en asesoría de imagen. En principio, es así como tu estilo y la empresa harán el match perfecto.
Pero la imagen no es solo cuestión de maneras de actuar, estilos de vestir y modos de arreglarse; la forma como nos comunicamos determina también la forma como los demás nos ven; aunque las palabras que utilizamos son muy importantes en el proceso comunicativo, porque revelan nuestro conocimiento y respeto hacia los demás, son la entonación y el lenguaje corporal, los aspectos más determinantes.
La entonación, así como el contacto visual, los gestos, el manejo de las manos y nuestra posición corporal, revelan la veracidad de nuestros mensajes, la forma como nos sentimos y nuestro grado de seguridad o incomodidad frente a determinadas situaciones. Cuando trabajamos en la creación de una determinada imagen que queremos proyectar lo importante es conseguir que ella refleje lo que realmente somos. Por ejemplo, si soy una persona insegura, antes que tratar de parecer seguro debo trabajar para conseguir esa seguridad que me hace falta, de modo que mis actuaciones reflejen lo que realmente soy y siento, porque las falsas imágenes se desmoronan con facilidad.
“Un ejercicio interesante en la definición de la imagen que se quiere construir es imaginar cómo nos gustaría ser recordados el día en que debamos partir de este mundo“, menciona Castillo. Es importante no perder de vista que la imagen es nuestra tarjeta de presentación diaria.
Comparte esta noticia