Ser madre es un trabajo de tiempo completo. A esto debe añadirse la presión por retomar la vida profesional y gran parte de las responsabilidades en el manejo del hogar.
La presión sobre las madres de estos tiempos viene desde diversos flancos. No solo debe cargar con sus expectativas naturales de ser una buena madre, sino también con la necesidad de seguir desarrollándose como profesional. Además está el hecho de cuidar su relación de pareja y llevar sobre sus hombros la administración del hogar.
Según la web Etapa Infantil, el deseo de ser madres perfectas lleva a las mujeres a padecer el síndrome de burnout. Este engloba una serie de síntomas relacionados al estrés psicológico y al cansancio físico extremo. En la lista se incluyen alteraciones psicosomáticas como problemas gastrointestinales, dolores de cabeza, mareos, dolores musculares y contracturas, alteración del sueño y defensas bajas. También se acompaña con algunos síntomas emocionales, como la ansiedad, depresión, irritabilidad y distanciamiento afectivo.
Además, la persona con Síndrome de Burnout se siente agobiada y cansada. De hecho, suele experimentar un intenso sentimiento de impotencia y desesperación desde que se levanta. A la larga, si este problema no se trata, terminará perdiendo la capacidad para disfrutar.

Para prevenir este síndrome hay que poner en marcha una serie de estrategias que van desde planificar durante el día la ejecución de tareas prioritarias. No importa si al final del día no se ha cumplido con todo lo que se tenía agendado. Nadie debe ir al límite de sus capacidades, ya que no es sano y no durará mucho tiempo.
Las madres deben reservar unas horas solo para ellas. Aunque con niños es difícil encontrar tiempo, es necesario reservar algunas horas para relajarse. Ver una película, leer, cenar en pareja o darse un baño relajante. Si no encuentras tiempo para el disfrute, pronto sobrevendrá el agobio y el estrés.
También es vital pedir ayuda a la pareja, padres o amigos. Es un error común entre las madres no distribuir las tareas del hogar por temor a que otras personas no hagan las cosas como ellas esperan. Sin embargo, al repartir responsabilidades se logra estar más relajado y la relación con la familia mejorará. Sin una red de apoyo, una madre se sentirá atrapada, culposa y ansiosa.
Además del obvio respaldo del padre, se requiere de una red de expertos. Este grupo suele estar compuesto por la persona que cuide al bebé, el pediatra, las abuelas y las amigas que ya son madres. El soporte emocional es importante para que una mujer se desarrolle como profesional y asuma sanamente su rol de madre al mismo tiempo.

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