En el actual contexto empresarial de América Latina, Perú es uno de los países reconocidos por su capacidad de crecimiento y estabilidad económica. Durante los últimos 20 años, el continente latinoamericano ha sido azotado por crisis sociales y económicas, que han golpeado a nuestros países vecinos y han resultado en tasas de inflación. Sin embargo, nuestro país mantuvo un índice de crecimiento continuo, el cual ha sido el periodo más largo de progreso en los últimos 100 años. Esto ha servido para establecer un desarrollo empresarial, que según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) se reflejó cuando en el 2017, un 95.8 % del total de microempresas del país se convirtieron en empresas.
No obstante, en el transcurso de este año, el ex ministro de Economía y Finanzas, Carlos Oliva, señaló que los factores que aceleraron el crecimiento ya no son suficientes para que el país crezca sostenidamente. Por lo que es preciso buscar otros valores que fortalezcan la competitividad y productividad del país.
¿Qué valores permiten a una empresa alcanzar el éxito? Pues en un estudio realizado en la última década por el Institute for Business Value (IBM) a más de 1500 CEOs (directores ejecutivos) alrededor del mundo, estos mencionaron que la creatividad era la cualidad número uno considerada dentro de su búsqueda de éxito para su empresa.
Actualmente es común escuchar en el entorno internacional sobre el nuevo valor de la creatividad para el desarrollo empresarial, no obstante, se le suele asociar con los startups o nuevos emprendimientos.
Para Carlos Letts, director de la Carrera de Administración y Gerencia del Emprendimiento de la UPC, el pensamiento creativo y la innovación son indispensables, tanto en el aspecto (pre)formativo de la empresa, como en su maduración. En tal sentido, las áreas de intraemprendimiento de la empresa suelen ser las responsables de desarrollar tal innovación en todo aquello que la empresa diseña y entrega: estrategia, producto, experiencia.
Cuando hablamos de creatividad y de innovación, nos referimos a dos conceptos completamente diferentes, pero que van de la mano. Ambos, estratégicamente desarrollados, van a aportar valor a la organización y le permitirán ser competitiva.
Por un lado, se encuentra la creatividad, un valor presente en las personas que consiste en crear. Esta puede ser llevada a cabo de forma dinámica y colectiva a través de técnicas conocidas como el brainstorming, la libre asociación, el método Scamper y los mapas mentales. De esta manera, la creatividad entendida como una herramienta de mejora continua dentro de la empresa, y sobre todo como la base para generar nuevas ideas, constituye un arma efectiva para proponer soluciones, mejorar los procesos de innovación y obtener mejores resultados.
Por otra parte, la innovación consiste en la aplicación de estas ideas originales para los productos o servicios que una empresa ofrece. La innovación es creatividad enriquecida con investigación y una gestión exitosa de ella consiste en el desarrollo de proyectos que aporten un valor diferenciador, además de impactar de forma positiva en la empresa y en su entorno.
La innovación se viene ubicando como la fuerza decisiva en el crecimiento de la empresa, considerando la intensa velocidad de cambio que se vive en la era de la información. El panorama empresarial peruano continúa avanzando a paso firme en el camino de la innovación. Ante los ojos del mundo, y según el Índice Mundial de Innovación, realizado en el 2018, nos colocamos en el puesto 71 de los 126 países que son analizados en base a indicadores internacionales de desarrollo.
Es importante entender que la creatividad y la innovación son bases fundamentales en el proceso de éxito, pero es necesario entender ambos elementos como resultados de una investigación continua, trabajo y experimentación. Es por ello, que, en estudios como el Índice Global de Creatividad, llevado a cabo en el 2015 por la Universidad de Toronto y en el que ocupamos el puesto 69, se toma en cuenta características como talento, tecnología y tolerancia, así como las inversiones en investigación y desarrollo de los países participantes.
Parte de tener una empresa creativa es tener la capacidad de adaptarse a los cambios del mercado. Este concepto de transformación muchas veces es concebido, por el sector empresarial, como una migración hacia el uso de nuevas tecnologías. Y si bien es cierto, que la innovación digital es parte de esta transición, es necesario tener en mente que la evolución global se manifiesta en otros aspectos de alto impacto, ya sea a nivel social, ambiental, político, cultural y económico.
“La innovación debería incorporarse en la cultura organizacional, tanto como el espíritu colaborativo y la transparencia, pues estas se nutren entre sí. Un equipo de IT aplicará la innovación de manera distinta a un equipo de Contabilidad. Los resultados que buscan no dejarán de sumar hacia una eficiencia operativa de la empresa. Su aplicación requiere compromiso –lo cual aparece naturalmente cuando hay pasión por lo que se hace– tanto como un respaldo en la autonomía de su aproximación, de su abordaje” – Carlos Letts.
Las empresas con visión de futuro y los colaboradores con el ojo entrenado en detectar oportunidades de mejora, optan por convertirse en empresas innovadoras y socialmente responsables, creando estrategias que suponen compartir los valores que preocupan directamente a sus grupos de interés.
Hablar de tener una empresa que sea sostenible en el tiempo es impulsar –como define el reporte de la Comisión Mundial de Desarrollo Económico elaborado por la Organización de Naciones Unidas (ONU)– un desarrollo que satisface las necesidades presentes sin comprometer a las futuras generaciones.
Una empresa puede ser rentable, generar un beneficio social y a la vez mejorar su resultado de impacto social y medioambiental.
¿Cómo puedo ser socialmente responsable?
La responsabilidad social es una estrategia de equilibrio, cuyas acciones generan beneficios tanto para la empresa como para sus grupos de interés y es la base de la sostenibilidad. A lo largo de los últimos años, se ha construido una percepción ecológica de lo que es ser socialmente responsable y aunque tener una cultura corporativa con consciencia ambiental es positivo, existen otros factores que van a definir si una organización es socialmente responsable o no.
Entonces, ¿cómo saber si somos socialmente responsables? A continuación, una infografía sobre el tema:
La innovación, como herramienta estratégica y factor de éxito en las organizaciones, se puede dar de muchas formas y en muchas áreas. Lo importante del desarrollo de una cultura de creatividad e innovación continua es lograr un impacto trascendente en la generación de valor dentro de su organización, empresa o institución.
En el siguiente video podrás reconocer las áreas que en Perú presentan gran potencial para la aplicación de estrategias innovadoras:
El uso de la creatividad y de la integración organizacional de un proceso de innovación permite colocar a la empresa en un lugar de vanguardia y competitividad. Siendo así que esta se ve beneficiada con una notable mejora en el desarrollo del negocio, con nuevas oportunidades en el mercado, además de una estrecha relación con el cliente gracias a sus acciones enfocadas en la sostenibilidad.
Para Carlos Letts, director de la Carrera de Administración y Gerencia del Emprendimiento de la UPC, llevar la innovación hacia nuevos límites requiere lograr reconocernos como una comunidad. En comparación con otros países, también evaluados en importantes rankings realizados a nivel global, Perú se encuentra por debajo de media tabla. Y aunque existe el impulso por parte de los sectores públicos y privados, a través del otorgamiento de fondos y el reconocimiento de proyectos de innovación, en nuestro país aún queda mucho por hacer para mejorar en el desarrollo de la innovación.
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