Diversos riesgos afectan cada año las áreas de cultivo de los agricultores peruanos, no obstante, no todos tienen un seguro que los proteja ante grandes daños. Te contamos más sobre los seguros agrarios que protegen a las familias campesinas.
Nuestro país posee una amplia diversidad de productos alimenticios que abastecen el mercado interno y de exportación, por lo que el sector agrícola ocupa un lugar importante para la economía y el desarrollo.
Según datos de 2015 del Banco Mundial, el 19% del territorio peruano es tierra agrícola. Estos territorios representan, de acuerdo con CENAGRO, un total de 7,125,007 de hectáreas, de las cuales el 58% están cultivadas.
Son precisamente los cultivos los que se enfrentan anualmente a riesgos de todo tipo: desde eventos que afectan el clima de la zona hasta plagas y enfermedades. Pese a esto, menos del 14% de áreas cultivadas cuentan con un seguro que los indemnice ante daños.
¿Qué tipos de seguros agrarios existen?
Son dos los principales:
1) El seguro agrícola catastrófico (SAC). Es financiado íntegramente por el Estado y es provisto por las empresas aseguradoras. Está dirigido a agricultores de subsistencia de las zonas pobres del país y otorga una compensación ante catástrofes que perjudiquen la producción agrícola de las zonas cubiertas.
2) El seguro agrario comercial. Es brindado por las aseguradoras y está dirigido a grandes y medianos agricultores, así como a los agricultores clientes de instituciones financieras. Este asegura la producción agrícola y otorga una indemnización por caída en el rendimiento o muerte en el cultivo.
¿Qué regiones y qué cultivos son cubiertos por el Seguro Agrícola Catastrófico (SAC)?
El SAC para la campaña 2018-2019 beneficia a 275,000 agricultores en cultivos como: arveja grano seco, avena grano, cañihua, cebada grano, chocho o tarhui, frijol grano seco, haba grano seco, kiwicha o amaranto, maíz amiláceo, quinua, trigo, arveja grano verde, frijol grano verde, haba grano verde, maíz choclo, papa, maca, mashua, olluco y oca. Se incluyen también la avena forrajera y la cebada forrajera.
La cobertura del SAC es importante, pero protege apenas al 13% de las hectáreas cultivadas. El seguro agrícola comercial, protege un 1% adicional. Para ampliar la cobertura, una de las alternativas es la de otorgar un subsidio variable, según el nivel de pobreza de los agricultores.
En este esquema, que ya se aplica en varios países de Latinoamérica, el agricultor asume una parte del costo de la prima y el Estado completa la otra parte para ayudarlo a no caer en pobreza ante la pérdida de sus cultivos. Para más información, ingresa aquí.
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