Su primera muestra consolida tres años de arduo trabajo. En ella, no solo expone la calidad de sus piezas, sino que busca documentar lo que está pasando en nuestro entorno debido a la contaminación plástica.
En su primera muestra “Albores”, Santiago Robles pretende incomodar al espectador. El joven ceramista expone en sus piezas una realidad que afecta nuestro planeta: la contaminación plástica. Santiago es comunicador de profesión, pero su verdadera pasión radica en la cerámica, el arte que le da la posibilidad de explorar su creatividad y ser, a la vez, su mejor vehículo de expresión.
Santiago estudió cerámica en Lima y perfeccionó sus técnicas en Argentina. De regreso a su país, tuvo la oportunidad de exponer su trabajo, pero no lo haría de la manera convencional. Para Santiago, la labor del ceramista es documentar lo que ocurre en el tiempo actual. Por ello, su primera muestra pretende denunciar la contaminación y el exceso de residuos plásticos que habitan en nuestro planeta. Trabajando desde la tierra y rescatando técnicas prehispánicas, Santiago nos ofrece una importante reflexión.
Con mucho carisma y entusiasmo, Santiago, acompañado de su fiel compañero, Valo, un inquieto cachorro de dos años, nos cuenta todos los detalles de su primera muestra.
La muestra de Santiago puede ser visitada hasta el 4 de abril en la galería del laboratorio cultural Espacio 22, ubicado en el Jirón Pérez Roca 299, Barranco. El horario es de 12:00pm a 6:00pm. Es posible solicitar una visita guiada fuera del horario establecido.
1) ¿Cómo nace tu motivación por incursionar en el arte de la cerámica?
Mi pasión se escondió por muchos años, pero vengo de una familia de artistas. Las hermanas de mi papá hacían cerámica en baja temperatura y las pintaban con acrílicos, ese fue mi primer acercamiento con la cerámica. No me involucré mucho, pero me gustaba ver. Por otro lado, mi mamá teje y mi papá ha tallado en una época de su vida, siempre he tenido esas referencias del trabajo artesanal.
Cuando estaba en la universidad necesitaba algo fuera de lo académico, algo que me saque de la rutina y me lleve a explorar la creatividad de otra manera. Es a raíz de esa necesidad, que entro a unos talleres de cerámica. No solo me llego a deslumbrar del proceso de creación, sino que aprendo a ser paciente y a saber que no todo depende de uno mismo. Existen factores que uno no puede controlar, como los elementos o el clima, en el caso de la cerámica, y es justo eso lo que me engancha y me atrapa en el mundo de la artesanía.
2) ¿En qué momento decidiste convertir la cerámica en tu profesión?
Comencé a exponer mi trabajo por redes sociales y me contacta una arquitecta para trabajar con ella en una conocida empresa de decoración de interiores. Hago un mural en dos partes y me dan un espacio donde hago dos instalaciones y piezas utilitarias. Eso me da mucha más exposición y empiezo a tener clientes. Son esas circunstancias las que me llevan a formalizar mi trabajo como artesano y abrir mi propio taller.
3) Hace dos años creaste tu empresa dedicada a la creación de artesanías llamada Santé, ¿qué significa el nombre?
Santé es salud en francés, pero más allá de ese significado, yo lo llevé por otro lado. Parte también un poco de lo santo que considero es el trabajo de la cerámica, además la palabra no tiene género, no es santo, ni santa, y eso me pareció bravazo. Por otro lado, Santé tiene las primeras letras de mi nombre y encontrar esa conexión también me gustó.
4) ¿De qué manera trabajas con la cerámica?
Toda la cerámica que yo trabajo es de alta temperatura, que, a diferencia de la baja temperatura, es una cerámica mucho más resistente, toma un poco más de tiempo y los insumos tienen otras composiciones.
5) ¿Qué técnicas empleas?
Las técnicas que yo utilizo son prehispánicas, como las técnicas del rollo, que es una de las técnicas más antiguas y ancestrales que hay en la construcción en cerámica. Consiste en hacer una base plana, que puede ser circular, y luego, voy haciendo rollos gruesos y voy poniendo uno sobre otro, hasta que voy consiguiendo el tamaño que quiero. Otra técnica que utilizo es la del paleteo, agarro una paleta y una piedra, y con esta última voy golpeando la pieza y dándole la forma que quiero conseguir. También utilizo la técnica del ahuecado y el pellizcado, es el modo más instintivo y primitivo de hacer una vasija, se emplea para fabricar cuencos pequeños en la cerámica.
No utilizo ninguna máquina eléctrica para el desarrollo de mis piezas, luego si van a un horno eléctrico que los lleva a altas temperaturas. Me gusta emplear estas técnicas ancestrales, es como remembrar un poco el trabajo elemental y primario del ser humano.
6) Como ceramista trabajas con la tierra, ¿sientes responsabilidad con los elementos naturales de nuestro planeta?
Sí. Yo trabajo con la tierra, y como tierra me refiero, a la forma literal, pero también, de una manera poética. Al trabajar con la tierra y otros elementos naturales como el agua, el aire o el fuego, me doy cuenta de que hay un elemento extra que está contaminando el lugar en el que vivimos: el plástico.
7) “Albores” es el nombre de tu primera muestra que busca denunciar la contaminación en Lima, ¿por qué crees importante concientizar a las personas sobre el exceso de residuos plásticos?
Es importante que las personas empiecen a tomar consciencia de sus acciones, sus malas costumbres pueden acabar con nuestro planeta. Por eso, ahora que tengo la oportunidad de exponer mi trabajo, pensé en documentar lo que está pasando en nuestro entorno.
A través del tiempo, la cerámica ha sido un argumento fundamental para dar sustento a los historiadores y mostrar lo que ocurría en ese entonces. Lo mismo quiero mostrar yo con esta muestra, si alguien del futuro ve estas piezas tendrá una idea de lo que ocurría en esta época, es una llamada de atención.
8) ¿De qué manera los residuos plásticos forman parte de tus piezas de cerámica?
En toda la muestra, lo que he querido transmitir es la contaminación. Cuando iba a recoger tierra para mis propias piezas comencé a ser más consciente de la basura que encontraba. Todos los vidrios y algunos residuos plásticos los recogía y los guardaba. Con el concepto claro en mi mente, comencé a darle sentido a cada pieza, e incorporé el plástico y la basura que fui recolectando a mis piezas de cerámica.
En muchas de mis piezas incrusté plástico, como botellas o chapas, y los iba colocando dentro de la pieza. Al final, lo que conseguía era tener una pieza de cerámica prolija, con un mensaje muy potente.
9) ¿Qué esperas lograr con esta exposición?
Me gustaría que la gente tome más consciencia respecto al lugar en el que vive. Quiero que cuando vean una pieza de cerámica, fuera de todo lo que yo quiero mostrar, les causa un poco de ruido ver una incrustación o algún elemento de plástico o residuo incluido en la composición de la pieza. Si las personas se preguntan “qué hace eso ahí”, yo les digo lo mismo, que hace esa botella tirada en la playa o una cañita en la nariz de una tortuga.
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