Siete consejos que garantizan que un niño pueda dormir la cantidad de horas que les corresponde para consolidar su crecimiento y desarrollo.
El sueño es fundamental para el buen desarrollo de los niños porque durante esta etapa se produce una mayor segregación de la hormona del crecimiento que actúa sobre muchos tejidos del cuerpo. Esto influye sobre el desarrollo de células y tejidos y modulando el metabolismo de las proteínas, según el portal ‘Bebes y Más’.
Además, durante el sueño, los tejidos se reparan, los músculos se relajan y se reserva la energía para su uso en el estado de vigilia. La alternancia del sueño y la vigilia es vital para el bienestar mental y físico ya que si no se duerme de manera adecuada y el tiempo suficiente se producen diferentes dolencias fisiológicas y mentales, condicionando incluso estados inflamatorios que deterioran severamente nuestra salud. Los niños que no duermen bien se vuelven más irritables, por ejemplo.
¿Cuántas horas se recomienda dormir? Los ciclos de sueño son diferentes a lo largo de la vida, pero, en general, se dice que los niños pueden dormir 8 horas o más. Sin embargo, no siempre es una tarea fácil hacer que un niño duerma.

Con información de la Fundación Nacional del sueño (National Sleep Foundation, NSF) hemos elaborado esta lista de 7 consejos que puedes poner en práctica:
1) Establece un horario específico que le permita al niño acostarse y levantarse siempre a la misma hora. De este modo su organismo se autorregulará y dormirá sin mayores esfuerzos.
2) Evitar o reducir el acceso a la televisión o pantallas para que no estén nerviosos o activos a la hora de dormir.
3) Ayúdalos a permanecer en la cama: Puedes leerle un cuento para que se relaje, pero no es tan buena idea acudir cada vez que te llama o se queja.
4) Procura tener en su dormitorio una adecuada temperatura y evita los ruidos y la luz.
5) Cuida que no realicen actividad física excesiva antes de irse a la cama.
6) Dale un baño con agua tibia para que esté más relajado.
7) No le des comidas grasas o en exceso. Debe haber un periodo prudente entre la última ingesta de alimentos del día y la hora de acostarte.

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