El hallazgo de una marsopa enterrada solemnemente en un monasterio ha desconcertado a los arqueólogos.
(Agencia N+1 / Beatriz de Vera). En la pequeña isla de Chapelle Dom Hue, en la costa de Guernsey (una dependencia de la Corona británica ubicada en el canal de la Mancha) se ha hallado una tumba cuidadosamente escondida en el suelo, con un contenido no humano y cuya historia está desconcertando a los científicos.
La excavación, realizada por arqueólogos de la Universidad de Oxford (Reino Unido), ha revelado que esta misteriosa tumba animal contiene los restos de una marsopa medieval. El misterio es aún mayor debido a la forma en que fue enterrado el animal, lo que no sugiere que la marsopa muerta fuera simplemente lanzada a la tierra, sino que parece que haya sido postrada para descansar, con el cuerpo alineado de este a oeste como manda la tradición cristiana, y la excavación cuidadosa de la tumba en sí indica que estaba destinado a ser un solemne lugar de descanso.
Investigación. Philip de Jersey, líder de la investigación, cuenta a The Guardian que este es el hallazgo más extraño en su carrera de 35 años. El arqueólogo esperaba encontrar los restos de un monje medieval en la tumba, ya que se cree que la isla fue en su momento un refugio religioso para estos religiosos. Pero los investigadores descubrieron el cráneo de una marsopa juvenil, que creen que ha sido sepultado junto a las tumbas de otros monjes en el siglo XIV.
Según el experto, es posible que la masopa fuera asesinada por comida, y cuidadosamente almacenada hasta que se necesitara: "puede haber sido envasada en sal y luego por alguna razón no volvieron a ella", dijo. Pero si fue esto lo que pasó, los investigadores dicen que habría tenido mucho más sentido que se hubieran dispuesto los restos en el mar, que está solo a 10 metros del sitio. "Eso es lo que me intriga, si el interés hubiera sido comerlo o matarlo por la grasa, ¿por qué se toman la molestia de enterrarla?"
Descubrimiento. Después de su descubrimiento, los huesos de la marsopa fueron retirados de su lugar de descanso, y ahora serán estudiados por un experto marino. Una vez que el análisis esté completo, quizá se obtengan algunas respuestas sobre cómo y por qué esta marsopa medieval llegó a ocupar un lugar en un cementerio para monjes.
A finales de mayo, un grupo de pescadores holandeses capturó en el Mar del Norte a dos marsopas comunes siamesas (Phocoena phocoena). Se trataba de dos crías recién nacidas ya muertas que estaban fusionadas prácticamente en su totalidad, con la excepción de sus cabezas. Los pescadores tomaron algunas fotos y temerosos de que el cadáver les trajera problemas (creyeron que sería ilegal mantener el espécimen a bordo), lo devolvieron al mar.
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