Se trata de un objeto realmente rápido, procedente del espacio profundo, que ha alcanzado nuestro sistema planetario a una velocidad de unos 245 000 km/h relativa al Sol.
La comunidad de expertos en asteroides y cometas lleva unos días ajetreada tras el descubrimiento del tercer objeto interestelar, designado provisionalmente como A11pl3Z. Se trata de un objeto realmente rápido que ha alcanzado nuestro sistema planetario a una velocidad de unos 245 000 km/h relativa al Sol.
Como en los dos casos anteriores (el cometa Borisov y ‘Oumuamua), A11pl3Z procede del espacio profundo. Estos objetos solo son detectables cuando están a una distancia suficiente para que la luz reflejada del Sol llegue a los sistemas de rastreo telescópico actuales. De nuevo, el programa automatizado ATLAS ha sido el que ha realizado este histórico descubrimiento.
Descartado el riesgo de impacto con la Tierra
Tras la detección, diversos grupos han continuado el seguimiento del objeto para realizar medidas astrométricas precisas. Las imágenes digitales obtenidas por las cámaras CCD acopladas a los telescopios utilizados para el rastreo permiten captar las zonas por donde pasa el objeto, junto a centenares de estrellas entre las que se mueve.
Esas estrellas de fondo poseen coordenadas celestes conocidas, y sirven para medir la posición del objeto en relación con ellas. Poco a poco se reconstruye el movimiento del objeto en la bóveda celeste, proporcionando un arco en el que quedará incluida su órbita. Noche tras noche, las nuevas observaciones permiten medir su posición, incrementar ese arco observacional e ir mejorando su órbita para predecir mejor los movimientos futuros de A11pl3Z.
Es uno de los mejores ejemplos de colaboración a todos los niveles, tanto profesional y amateur como de carácter internacional.
En estos momentos, casi un centenar de observaciones astrométricas han permitido mejorar la órbita preliminar. El programa Scout, del Centro para el Estudio de Cuerpos Menores (CNEOs) del Jet Propulsion Laboratory, ha descartado que pueda ser fuente de riesgo de impacto con la Tierra. De hecho, según las observaciones actuales, no se aproximará a menos de unos 284 millones de kilómetros de nuestro planeta.
Sabemos que llegará a cruzar la órbita de Marte, pero una vez lo haga volverá a alejarse hasta que finalmente se vuelva a perder en el espacio interestelar. Podemos visualizar su recorrido en función de la fecha empleando el simulador del programa de investigación Catalina Sky Survey.
¿Qué conocemos sobre A11pl3Z?
Con un diámetro de entre 20 y 40 km, el nuevo objeto interestelar A11pl3Z parece proceder del disco galáctico, una zona donde es previsible que puedan originarse este tipo de objetos.
Se trata de un visitante extraordinariamente veloz. De hecho, es el cuerpo de origen interestelar con mayor excentricidad descubierto hasta la fecha. La geometría de su encuentro con el sistema solar le permitirá batir el récord de velocidad de paso relativa a la Tierra que, en abril de 2026, será próximo a los 90 km/s. Ejemplifica a la perfección el reto que puede suponer acercarse con una nave espacial a objetos tan veloces como planea la futura misión Comet Interceptor de la ESA.
¿Asteroide o cometa?
La IAU ya ha confirmado que se trata de un cometa. Acaba de ser designado por el Minor Planet Center como el cometa interestelar: 3I/ATLAS.
No era tarea fácil diferenciarlo. Las primeras imágenes obtenidas a 528 millones de kilómetros de la Tierra y a 678 millones de kilómetros del Sol lo mostraban bastante puntual, sin haber desarrollado la clásica envoltura difusa que llamamos coma y es característica de los cometas.
Sin embargo, los informes provisionales de actividad cometaria señalan una coma marginal y una cola corta de 3" en una posición ángulo de 280 grados.
Por otro lado, es normal que un objeto sometido a las temperaturas extremadamente bajas del espacio interestelar durante millones de años pueda tardar más de lo normal en “despertar” de su letargo.
Los cometas son cuerpos con una inercia térmica significativa: el calor de la luz solar tarda en penetrar lo suficiente en el interior del objeto para que la sublimación de los hielos sea efectiva, despierte la actividad cometaria y se genere esa envoltura difusa que caracterizó al cometa 2I/Borisov.
En los próximos años está previsto que el Programa de Investigación del Espacio-Tiempo como Legado para la Posteridad (LSST) del Observatorio Vera Rubin pueda descubrir decenas de objetos interestelares. Esos descubrimientos nos permitirán aprender mucho más acerca del origen de esos rápidos intrusos, que ciertamente cabe tener en cuenta en nuestros programas de defensa planetaria.
Así pues, desde los diferentes sistemas de seguimiento de cuerpos menores, como los integrados en la International Asteroid Warning Network, estamos ahora centrados en programar observaciones de este tercer visitante interestelar durante las próximas noches, para seguir aprendiendo sobre su fugaz visita.
Josep M. Trigo Rodríguez, Investigador Principal del Grupo de Meteoritos, Cuerpos Menores y Ciencias Planetarias, Instituto de Ciencias del Espacio (ICE - CSIC)
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.