Mandar satélites al espacio cuesta mucho, pero los desechos espaciales tienen costos más altos para las agencias espaciales.
Cada año se lanzan muchas naves y satélites a la órbita de la tierra, pero cuando estos aparatos terminan su vida útil o colisionan en el espacio crean fragmentos de desechos espaciales. La cantidad de satélites aumentarán aún más con el lanzamiento de 'mega constelaciones' para la banda ancha satelital, como el proyecto Starlink de SpaceX.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó un informe sobre el costo económico de los desechos espaciales. La investigación incluye numerosas fuentes incluido los datos y análisis de la Oficina de Escombros Espaciales de la ESA, además informa sobre los peligros a futuro y qué se puede hacer para controlar la contaminación espacial.
"Las vulnerabilidades económicas y sociales a los riesgos espaciales, en particular los desechos espaciales, están creciendo". Sostenibilidad espacial: la economía de los desechos espaciales en perspectiva desde la OCDE, 2020.
Tan solo una colisión crea fragmentos que pueden viajar rápidamente por el efecto de la gravedad. Estos restos pueden dañar o destruir un satélite en órbita. Por ejemplo, el satélite FengYun-1C duplicó la cantidad de escombros y produjo un aumento del 30% en la población total de escombros.
Cuidar un satélite es caro, desde la seguridad y seguimiento hasta el diseño de infraestructura, por eso contaminación en el espacio podría significar un costo alto en las cuentas de las agencias afectando muchas misiones espaciales.
“Las medidas de protección y mitigación de desechos espaciales ya son costosas para los operadores de satélites, pero los principales riesgos y costos se encuentran en el futuro, si la generación de desechos se descontrola y deja ciertas órbitas inutilizables para actividades humanas.", informa la OCDE.
Cómo frenar la contaminación espacial
Ante este problema existe pautas actuales de mitigación de desechos espaciales para operadores que vuelan satélites que incluyen: evitar la generación intencional de escombros, minimización del potencial de explosiones accidentales, un regla de desorbita de 25 años, entre más normas.
La Oficina de Residuos Espaciales de la ESA es la encargada de supervisar en todo el mundo la aplicación de las pautas y trabajan junto con la Oficina del Espacio Limpio para aumentar el cumplimiento global.
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