Vistos por última vez en 1662, no hay un consenso exacto sobre cómo eran estas aves. Sin embargo, un reciente estudio permite conocer algunas características.
(Agencia N+1 / Beatriz de Vera) Los dodos desaparecieron en el siglo XVII por la caza descontrolada en su hábitat natural, las Islas Mauricio, en África. Eran pájaros de aspecto peculiar. Anidaban en el suelo, tenían un pico puntiagudo y una cabeza redondeada. Medían alrededor de un metro de alto y pesaban unos 23 kilos. Por su andar y la poca resistencia que oponían a ser cazados se les llamó doudos, palabra portuguesa que significa bobos. Aunque es una especie que nos resulta familiar gracias a la ficción, no existía una descripción precisa sobre su aspecto, en el que no se ponen de acuerdo los dibujos y documentos históricos. El último dodo fue visto en 1662.
Ahora se sabe que no eran tan tontos: tenían una inteligencia similar a la de las palomas, que aunque no son los grandes genios del reino animal, tampoco son las más ineptas. Un equipo de investigadores de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), liderado por la paleontóloga Delphine Angst, trató de averiguar más cosas sobre estos animales y tras analizar la microestructura de los huesos de 22 fósiles de dodos, ha extraído conclusiones sobre cómo se reproducían, crecían y sobre cuándo y cómo cambiaban su plumaje. "Antes de nuestro estudio las únicas cosas que sabíamos sobre estas aves era que eran algo así como una paloma grande", contó Angst.
Nuevos hallazgos. Los autores se han basado tanto en los datos proporcionados por los huesos como en observaciones de pájaros actuales de Mauricio y en las descripciones históricas existentes de estos animales. Gracias a todo esto, el equipo de Angst ha concluido que la época de cría de los dodos comenzaba en torno a agosto. Además, han concluido que, después de que los pollos eclosionaran, experimentaban un crecimiento muy rápido que les permitía llegar pronto a un tamaño considerable y que esto favorecía su resistencia a las bajas temperaturas.
Una vez finalizado el verano austral, en torno a marzo, los dodos comenzaban la muda del plumaje, que comenzaba por las alas y la cola. Al final de julio, las plumas ya estaban renovadas y los dodos estaban listos para la próxima temporada de cría. También, las hembras establecían un tipo especial de tejido dentro de sus huesos cuando ovulaban, un tejido que proporcionaba un suministro de calcio para la producción de huevo. Todas estas averiguaciones han sido posibles gracias a la presencia de calcio y en la consistencia de los huesos. La reabsorción del mineral y los cambios de talla de los huesos permiten analizar el crecimiento y los cambios en el plumaje.
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