A 50 años de su estreno, analizamos la obra de Stanley Kubrick que se convirtió ─de forma insuperable hasta ahora─ en la obra cumbre del género.
Hace 50 años, Stanley Kubrick estrenó una de las obras cumbre del cine de ciencia ficción. Ha pasado medio siglo desde el estreno de “2001: Odisea del espacio” ─el 3 de abril de 1968─ y se sigue hablando de la cinta por su revolucionaria forma de hacer cine y su influencia al género de la ciencia ficción.
Para celebrar, el festival de Cannes proyectará el filme en su formato original de 70mm. Y será presentado nada menos que por Christopher Nolan, uno de los directores más importantes de esta generación y que se ha declarado fanático del cine de Kubrick.
El impacto de esta película, protagonizada por Keir Dullea, Gary Lockwood, William Sylvester, Daniel Richter y Douglas Rain (en la voz de la computadora HAL 9000), ha sido enorme. Tanto el mundo del cine como la cultura pop se han nutrido de su influencia.
UN CINE DESPRECIADO
El género de ciencia ficción nació con el cine mudo. Entre las décadas del 30 y el 50 la producción se masificó para llevar a la pantalla grande toda la imaginación de la literatura. A partir de 1945 aprovechó la paranoia causada por la Guerra Fría, la cual generó teorías conspirativas sobre invasiones extrarrestres o de monstruos nacidos de los desechos industriales.
“El cine de ciencia ficción era considerado de Serie B. El referente máximo de la ciencia ficción en esa época era la película ‘El día que se paralizó la Tierra’. Por eso, la industria y la Academia veían con mucho desdén este tipo de filmes. Eso lo cambió Kubrick”, cuenta a RPP Noticias Luis Vélez, periodista cultural y director de la página web “Sala 18”.
Stanley Kubrick cambió la forma de ver la ciencia ficción, elevándola al nivel de la gran industria. Fue capaz de hacer una película de autor con el presupuesto de una gran productora, en este caso la Metro Goldwyn Meyer, que apostó por él. Los efectos visuales merecen una mención aparte. Conocidos como ‘classical efects’, consistían en la utilización de maquetas, grandes escenografías y arneses para movilizar a los actores como si estuvieran dentro de una nave espacial.
“Kubrick se había ganado prestigio con películas como 'Spartaco', 'Lolita' y 'Dr. Strangelove', entonces ya tenía a la industria permitiéndole hacer las cosas que él quiera, con el presupuesto que quiera y con autonomía absoluta”, agregó Vélez.
INFLUENCIA EN LA CULTURA POPULAR
“2001: Odisea del espacio” influyó no solo en el cine, sino también en los avances tecnológicos que se dieron en los años siguientes. Desde la inteligencia artificial a las tablets, pasando por las teorías sobre la generación de gravedad artificial en misiones espaciales de larga duración, o la posibilidad de establecer estaciones en órbita, cerca de la Tierra.
En el cine, el legado de la cinta ha sido definitivo para el género de la ciencia ficción: “Star Trek”, “Star Wars”, “Alien”, “Blade Runner”, “Interestellar”, e incluso en 'Los Simpson': Homero va al espacio y come papas fritas dentro de una nave con gravedad cero al son de “El Danubio azul”.
“Stanley Kubrick es un director que ha influido muchísimo mi carrera, a nivel de estética y encuadres. Vi '2001' a los 12 años y cambió mi forma de ver las cosas a nivel de atmósferas. Es más, hace unos años hice el videoclip de la banda Resplandor y mandamos a construir el mismo traje de la película, a manera de tributo a esta cinta. ‘2001’ es muy importante a nivel del uso musical, tanto por su soundtrack y por escenas, como la danza entre naves con ‘El Danubio azul’”, sostuvo Percy Céspedez, director de videoclips y nominado al Grammy Latino.
“Tuve la oportunidad de estar en Francia, en la exposición de los objetos usados en las películas de Kubrick. Recuerdo que escenificaban el proceso de retroproyección (proyectar imágenes por detrás de un ecran) que utilizaron para generar los fondos en la película. Así que fue muy interesante ver cómo la escena de los monos, por ejemplo, fue generada por esta técnica”, agregó Céspedez.
REFLEXIÓN FILOSÓFICA
Cuando “2001: Odisea del espacio” se estrenó en 1968, muchos no la entendieron. La cinta fue una de las máximas representantes del llamado “cine conceptual” y mostraba una serie de estímulos visuales que nunca antes se habían visto. Además de la forma, el fondo también era muy llamativo: hablamos de una película existencial que puede ser interpretada de distintas formas, que deja muchas preguntas y, por ende, que debe ser vista mínimo dos veces para entenderla.
“'2001' es un desafío tecnológico, artístico. Es una película que desconcierta y que te puede cambiar tu percepción de ver cine para siempre. No solamente es una película de aventuras, sino que hay una reflexión filosófica muy profunda”, dijo Luis Vélez.
Precisamente, una de sus escenas muestra una de las elipsis (en lenguaje cinematográfico, es un salto en el tiempo o el espacio) más larga de la historia: cuando el homínido descubre una forma de matar, a través de un hueso, y en un éxtasis de poder lo lanza al aire. En ese momento la toma del hueso cambia a una que muestra a una nave volando por el espacio. Esto representa los millones de años de evolución de la existencia humana.
“A nivel conceptual, yo no creo que vuelva a existir otra película. Porque esta cinta marcó un antes y un después. Marca un hito importante en la industria del cine. Lo que si puede pasar es que la forma de generar la sensación de estar en el espacio sea distinta. Eso será tener más dimensiones como oler y sentir, cuando lleguemos a ese momento holográfico, quizás tendremos una película que nos haga sentir sensorialmente otra cosa”, advirtió Percy Céspedez.
Un año después del estreno de “2001: Odisea del espacio”, el hombre llegó a la Luna. Sin embargo, muchas teorías conspirativas aseguran que esto fue falso, y que el gobierno de Estados Unidos le encargó al director grabar una falsa llegada solo para sacarle ventaja a los rusos. Sea como haya sido, el legendario Stanley Kubrick dejó una imborrable huella en el cine de ciencia ficción, tan importante como aquella que dejó Neil Armstrong en la superficie lunar un 20 de julio de 1969.
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