El investigador del Centro de Estudios Históricos del Colegio de México conversó con RPP Noticias sobre el nuevo libro del que es coeditor, “América Latina, del estallido social a la implosión económica y sanitaria postcovid-19” (Planeta, 2020), que menciona, a través de artículos de diversos autores, cómo la pandemia impactó a los movimiento sociales que se veían en Latinoamérica.
Vanni Pettiná, investigador del Centro de Estudios Históricos del Colegio de México, presenta el nuevo libro que coeditó junto a Rafael Rojas, titulado “América Latina, del estallido social a la implosión económica y sanitaria postcovid-19” (Planeta, 2020). En el texto se pueden leer algunos artículos sobre las crisis políticas, los movimientos sociales y el impacto de la crisis sanitaria de la COVID-19 en Latinoamérica.
¿Se puede hacer una comparación entre la Guerra Fría y lo que se vive actualmente?
Si se puede hacer una comparación entre esos dos periodos tendria que ver no tanto con las cuestiones de la estructura internacional del mundo actual, que evidentemente no es bipolar, que evidentemente no hay una contraposición entre estos modelos hegemónicos: el soviético socialista y el estadounidense capitalista, que era la característica principal de la Guerra Fria. Eso en este momento no existe, hay más bien una transición que en el libro se señala bastante bien, desde un momento unipolar, que es el que se genera después justamente de la conclusión de la Guerra Fría y que Estados Unidos y su hegemonía se vuelvan básicamente únicas, sin alternativas o competidores y ahora estamos transitando hacia una situación donde Estados Unidos sigue siendo el principal poder económico, político y militar, pero vemos emerger más centros de poder como China, que es más completo en tanto en su vertiente económica, militar, la región europea. Internamente, en América Latina lo que sí estamos experimentando es una polarización bastante clara y definida.
Unos movimientos sociales, como lo que ocurre en Perú, Chile, Guatemala que apuestan por un cambio bastante importante en las instituciones, las dinámicas de la cultura política, en un sentido no muy homogéneamente progresista. Son movimientos muy heterogéneo, donde se encuentra fuerte el tema de las reivindicaciones feministas, el medio ambiente, pero también la lucha social contra el neoliberalismo. Y en muchos lugares unas clases políticas que no parecen estar respondiendo bien a estos cambios, parecen bastante aisladas y poco capaces de representar a estas solicitudes de cambio.
A mediados de noviembre, incluso en medio de la pandemia, en Perú se desató un estallido social en contra de la política peruana actual, ¿es una característica de la región?
Lo que estamos viendo y es uno de los puntos centrales del libro, uno de los tres ejes que utiliza el libro para analizar la coyuntura latinoamericana. Por un lado, el fracaso del modelo modernizador neoliberal que había prometido el crecimiento económico importante, una modernización política y social y que no han dado los frutos esperados en muchos casos, es decir, las tasas de crecimiento con algunas excepciones han sido regulares, ese no es el caso del Perú donde el crecimiento ha sido más sostenido. El rasgo común es que hay un crecimiento que no va acompañado por una inclusión en el de los sectores más marginales de las sociedades en la riqueza producida por este crecimiento.
Por otro lado, ha habido un fracaso en los intentos de corregir ese modelo por parte de “los insuperables progresismos”. Es decir, ha habido mejoría durante esos gobiernos en términos de inclusión, pero no cambios estructurales profundos.
Estos dos dobles fracasos creo que están un poco a la base a la raíz de ciertos procesos de movilización social y de estallidos que hemos visto empezar en Chile en 2019, pero también los hemos visto en Haití, Puerto Rico, Ecuador y Perú.
No sabría decirte si es una característica latinoamericana, creo que es la característica del fracaso de un modelo y su antítesis y el emerger una sociedad que está reclamando procesos de cambios más profundos.
La crisis sanitaria actual ha resaltado las desigualdades sociales, económicas y políticas en los países latinoamericanos, entre ellos el Perú, como mencionan los artículos que conforman el libro, ¿cómo observa el futuro post pandemia?
En las conclusiones del libro, retomando una figura de Octavio Paz, una figura retórica, con Rafael Rojas, el otro coeditor, hablamos de América Latina en un futuro nublado. Digamos que en todos estos problemas acumulados a lo largo de estas décadas a los cuales ahora se ha sobrepuesto una crisis que empieza como sanitaria pero que vemos que tiene unas ramificaciones sociales y económicas muy importantes y dramáticas hacen que no se pueda tener demasiado optimismo en este momento para el futuro de la región, implica una baja importante de la actividad económica, del crecimiento de una región que ya había entrado en un ciclo de crisis y después del final del ‘superboom’ de las ‘comodities’.
A principios de la década del 2000 era una región que tiene unos estados muy debilitados en políticas neoliberales, incluso en aquellos países donde la izquierda había gobernado están una mejor condición, pero tampoco suficiente para hacer frente a los retos. Tampoco es muy alentador la cuestión del escenario internacional, donde América Latina todavía carece de una voz, no digo única, sino más coordinada a nivel internacional y de políticas coordinadas. Todos los proyectos de integración latinoamericana se han ido sobreponiendo, pero en este momento no hay ninguno que esté realmente activo y operativo.
El único elemento de optimismo, yo creo, que viene de lo que estamos mencionando antes es que se muestra una importante vitalidad de las sociedades civiles latinoamericana.
En el caso peruano se habla de la Generación del Bicentenario, es decir, estas protestas son lideradas por jóvenes, ¿es una situación similar en otros países de la región?
Esto es algo que tuvo un impacto realmente llamativo en un país como Chile, un país que parecía el más estable de la región desde el punto de vista político y un modelo económico muy exitoso. A raíz de una protesta que empieza por el por la subida del boleto del metro de Santiago de Chile, nace un movimiento de protesta mucho más amplio que cuestiona los cimientos del estado chileno que tiene sus raíces en la época de la dictadura de Pinochet que representa el emblema de muchos problemas latinoamericanos. No casualmente fue el primer país donde se aplicaron, de forma más sistemática, las políticas neoliberales y el monetarismo de la Escuela de Chicago.
Un buen ejemplo de lo que decían es que este su país si tuvo un crecimiento importante, niveles de inflación bajo, casi un manual de Macroeconomía y luego nos damos cuenta que el salario mínimo es bajísimo, de que no existe prácticamente una cobertura sanitaria pública para los sectores que no se pueden pagar los seguros privados, que los niveles de precios hacen muy difícil la vida en los sectores medio y bajos de la sociedad.
Estos movimientos sociales son heterogéneos, aunque sí hay algunos actores que pelean desde una óptica feminista, ambientalista o más social, más antineoliberal, pero me parece que han sido los únicos en poner sobre la mesa la necesidad de estos cambios.
En Perú, no veo todavía un fenómeno de este tipo, aunque hubieron movilizaciones en noviembre, importantes, que fueron cruciales para corregir en esa doble sustitución presidencial, que entonces pues creo que podria representar ahí también, estos jóvenes, una fuerza importante para despejar estos tiempos nublados latinoamericanos y peruanos.
Mi reflexión, más deseo, es que estos movimientos sean capaces de articular una agenda política concreta y eficaz, que no se dispersen. Un poco como lo que sucede en Chile, de cara con el gran debate que se está dando sobre la constituyente, con un objetivo público y de cambios estructurales que permita de verdad en la región de volver a encontrar un camino que que se ha perdido desde hace mucho tiempo y que está generando unos problemas cuya resolución es urgente.
