El emoliente, bebida tradicional peruana, es sustento para más de 120,000 familias, con una participación mayoritaria de mujeres. Edgar Sáenz, presidente de la Federación de Emolienteros, destacó su valor económico, social y medicinal, así como avances legislativos que fortalecen este sector.
Edgar Sáenz, presidente de la Federación de Emolienteros, se presentó en Economía Para Todos por RPP y destacó la importancia del emoliente en Perú, no solo como una bebida nacional y "bandera", sino como un pilar para la economía de miles de familias.
Sáenz reveló que actualmente se ha contabilizado más de 120,000 emolienteros a nivel nacional, lo que se traduce en 120,000 familias que dependen directamente de esta actividad. Otro dato es la predominancia femenina en este sector: el 75 % de los vendedores de emoliente son mujeres, muchas de ellas madres de familia y jefas de hogar.
"Nosotros apoyamos a madres solteras o gente, viendo su estado, algunos necesitan más", afirmó Sáenz, destacando el rol de las asistentes sociales de cada asociación en identificar y a estas personas. Incluso, la junta directiva de la federación cuenta con un 60 % de mujeres, lo que demuestra un compromiso con el empoderamiento femenino: "Debemos de ganar siempre algo, machismo existe. Eso no es bueno porque tenemos que valorar las mujeres".
Incremento en la venta de emolientes por invierno
La venta de emolientes experimenta un incremento significativo durante el invierno, debido a las bajas temperaturas en todo el país. Un logro reciente es la aprobación de una ley que autoriza la venta de sándwiches junto al emoliente.
Sáenz agradeció el apoyo del Congreso de la República, mencionando a las congresistas Maslene Portero y Rosa Ángela Barbarán, y al fallecido congresista Nano. Antes de esta ley, los emolienteros enfrentaban trabas y falta de permisos formales para vender sándwiches.
"En Ica no dejaban vender. El ingreso de ventas de sándwich es un 50 %. Sin sándwich no se puede vender", explicó. La propuesta de la federación fue escuchada y aprobada por unanimidad en el Congreso, con los 89 congresistas presentes votando a favor, un hecho "extraordinario" que demuestra que pueden ponerse de acuerdo "más allá de los colores, de las ideologías".
Desafíos en la cadena de suministro
Más allá de su rol económico, el emoliente es reconocido por sus beneficios para la salud. Sáenz enfatizó que "emoliente no se trata de calentar, se trata de salud", señalando que es "muy bueno" para el riñón, hígado, próstata y vías urinarias, entre otros órganos.
La venta de emolientes no solo beneficia a los vendedores directos, sino que impulsa una cadena productiva más amplia, involucrando a proveedores de hierbas tradicionales, panes y rellenos para sándwiches, lo que el presidente describe como "toda una industria".
Sin embargo, el sector enfrenta desafíos en la cadena de suministro, especialmente con intermediarios. Sáenz criticó que los mayoristas compren la quinua a S/ 5 el kilo a las comunidades campesinas y la vendan a los emolienteros a S/ 12. Ante esta situación, manifestó el deseo de la federación de tener un local propio para realizar compras corporativas y así "pagar a los campesinos siquiera S/ 8 y alzaríamos la calidad de vida", eliminando la forma "abusiva" de los intermediarios.
En cuanto al costo para el consumidor, el emoliente tradicional tiene un precio accesible de S/ 2, que a menudo incluye la "yapa". También existen emolientes frutados, con un costo que varía entre S/ 3, S/ 3.50, hasta S/ 4, dependiendo del tamaño del vaso y la ubicación.
Sáenz también compartió un dato curioso: el emoliente se puede llevar a casa y combinar con pisco para "calentar", aunque aclaró que esta práctica no está permitida en la vía pública por ordenanza.
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