Fuegos artificiales iluminaron la celebración del primer día del mes del Ramadán, el mes sagrado del calendario islámico.
Millones de musulmanes del mundo árabe comenzaron el mes de ayuno del ramadán con mucha ilusión, pero sin dejar de estar pendientes del futuro político y económico que les espera en una región convulsionada por las últimas revueltas.
En El Cairo, donde la revolución que desbancó del poder a Hosni Mubarak en febrero de 2011 llenó de incertidumbre las calles del país en los meses sucesivos, se respira un ambiente festivo con algunas pinceladas políticas.
Algunos puestos callejeros del popular barrio de Saida Zeinab muestran carteles del nuevo mandatario egipcio, el islamista Mohamed Mursi, que se ha propuesto devolver la estabilidad al país.
Los farolillos de dibujos animados están por todas partes en este mercado, que también ofrece una variada selección de frutos secos y postres.
La preocupación por los precios de los alimentos es una constante en esta festividad, puesto que los fieles rompen su ayuno con el "iftar" y terminan las horas del desayuno con el "sohur": dos comidas en las que se preparan banquetes de platos típicos.
Un momento especial es también la oración del "tarauih", que se celebra una hora después de la ruptura del ayuno y que llena las mezquitas de creyentes, quienes deben abstenerse de comer, beber, fumar y practicar el sexo desde la salida hasta la puesta del sol.
Considerado uno de los cinco pilares del islam, el ayuno ha de ser cumplido por todo musulmán, excepto las mujeres embarazadas, los enfermos, los niños y los viajeros.
El conflicto en Siria marcará sin duda este mes en el Estado árabe, donde los combates entre las fuerzas leales al régimen y los rebeldes mantienen en vilo a sus ciudadanos.
La división del país se ha puesto de manifiesto antes incluso del comienzo del ramadán, ya que mientras que la televisión oficial anunció ayer que el inicio del ayuno sería mañana, sábado, la oposición ha decidido comenzarlo hoy, siguiendo a otros países de la región.
En el vecino Líbano, los habitantes celebran también divididos esta festividad musulmana que tiene como trasfondo la presencia de refugiados sirios, la crisis económica y el miedo a la desestabilización por la crisis en Siria.
Además, las diferencias de criterio hacen que el ramadán empiece hoy para los suníes y mañana para parte de los chiíes libaneses, que se guían por la fecha inicial fijada en Irán, de mayoría chií.
Las protestas políticas y la economía preocupan a los jordanos, que este año afrontan el ramadán con la vista puesta en la inflación, que ha hecho que muchos no puedan permitirse celebrar el mes de ayuno como otros años.
En Arabia Saudí, el mes está marcado por las altísimas temperaturas, que según las previsiones excederán los cincuenta grados centígrados, y por el gran número de horas de abstinencia.
Debido a las duras condiciones meteorológicas, los saudíes, que pueden, eligen pasar el ramadán fuera de su país y viajan a lugares con un verano más suave.
Los iraquíes viven este año su primer ramadán sin presencia militar estadounidense desde 2003, tras la retirada de las tropas en diciembre pasado.
Mientras que los suníes de Irak iniciarán el ayuno mañana, las autoridades religiosas chiíes aún no han anunciado su comienzo.
Durante estas fechas, los iraquíes suelen jugar al "Mhibes", en el que los hombres, divididos en dos equipos, compiten para encontrar un anillo.
El anillo lo esconde el miembro de uno de los equipos en su puño y los rivales tienen que averiguar quién lo tiene, observando las manos de sus contendientes y sus caras.
Gana quien es capaz de esconder el anillo en su mano sin que el otro equipo lo adivine y al final del juego los rivales se juntan para comer dulces, generalmente los típicos "baklava".
EFE
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