El promedio es de casi 19,682 hectáreas por grupo económico, considerada una cifra record. Sin embargo, este nuevo agro concentrado y modernizado, sostiene Francisco Durand, estudioso de los grupos de poder, está provocando tensiones y numerosos conflictos.
En el Perú, la concentración de tierras productivas en unas cuantas manos, puede ser visto como una muestra de la expansión del sector privado en los últimos años.
Según un artículo de Francisco Durand, estudioso de los grupos de poder, publicado en el Informe Anual 2010-2011 de Oxfam, actualmente 10 grupos de poder económico nacionales y transnacionales, concentran un total de 198,682 hectáreas de tierra altamente productiva.
El promedio es de casi 19,682 hectáreas por grupo económico, considerada una cifra record.
Los que participan en este proceso no son sólo viejas familias de origen europeo que han gozado de fortuna. Sino que también figuran empresarios “emprendedores” como los Rodríguez de Arequipa, con más de 59,000 hectáreas en cuatro grandes ex haciendas, responsables del 45% de la producción de azúcar; los Wong, de origen limeño, con 17,200 hectáreas, algunas en pugna con la familia Bustamante de Arequipa (caso Andahuasi).
Además están los grupos provincianos Oviedo, que gracias al Estado han obtenido control de dos grandes ex haciendas, aunque está en pugna con Gloria; y Perales Huancaruna, principal comprador y exportador de café del país.
El capital extranjero está representado por Camposol, principal exportador integrado por el grupo Dyer y capitales noruegos; el grupo colombiano manuelita y el norteamericano Maple.
También figuran viejos rostros con nuevas tierras. Hasta 1968, los Romero tuvieron cinco haciendas y otros fundos que concentraban 103,991 hectáreas, de los cuales sólo 7,037 estaban sembradas, todas fueron expropiadas.
Hoy son los principales terratenientes amazónicos, con tres plantaciones de palma aceitera que suman 23,500 hectáreas, a las cuales añade la ex hacienda frutera Huando de Piura. En una sola operación han comprado al gobierno regional 7,000 hectáreas para producir azúcar y etanol.
Sin embargo, este nuevo agro concentrado y modernizado, sostiene Durand, está provocando tensiones y numerosos conflictos, lo cual ha desatado, incluso un debate sobre la concentración de tierras.
El principal argumento, sostiene el especialista, es que genera una posición de “dominio de mercado”, que puede dar a lugar a abusos.
Adicionalmente la cuestión del impacto de los latifundos exportadores tiene otras aristas, refiere Durand, y tiene que ver con un tema clave que es la condición monopsónica y oligopólica de estos grupos económicos por ser los principales y únicos compradores, lo cual les permite imponer precios bajos a miles de pequeños compradores.
Al respecto los latifundios sostienen que la concentración no conduce necesariamente al abuso, que el gobierno siempre debe regular o vigilar; y justifican la concentración aduciendo que permite economías de escala y desarrolla la capacidad productiva del país en el exterior.
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