Varios de los perritos de este albergue arrastran sus patitas traseras notoriamente dañadas e, incluso, usan pañales.
En una casa de la calle Alvarado, en Chorrillos, un letrero te pide que evites tocar el timbre porque puedes asustar a las mascotas que viven dentro. Una solicitud que tiene mucho sentido, teniendo en cuenta que esta vivienda da cobijo a más de 50 caninos que no tienen una vida fácil. Sara Morán es quien da la bienvenida a Milagros Perrunos, un albergue que ha adaptado con ingenio en su humilde casa para cuidar a animales que han sido víctimas de la irresponsabilidad de dueños y conductores de vehículos.
Primeros ladridos
Varios de los perritos de este albergue arrastran sus patitas traseras notoriamente dañadas e, incluso, usan pañales.
La historia de Sara se inicia en el 2007 con un can llamado Coquito y una severa lesión.

“Encontré a Coquito cerca de mi casa, había sido aplastado por un camión. Nunca había visto a un animal así de herido y a la vez vivo, luchando tanto por no rendirse a pesar de su condición. No caminó durante siete meses y acepté la responsabilidad de cuidarlo. Hoy Coquito sigue por aquí, ya recuperado, pero no podemos simplemente soltarlo a la calle y exponerlo a más peligro”, cuenta.
Luego, llegó Chocolate con una tragedia bastante similar y al poco tiempo eran decenas más. La gente se pasaba la voz en el barrio y en las redes sociales, hablando de aquella mujer que cuidaba animales que otros pasaban por alto, por lo complicado del tratamiento.
“Mi idea era ver que mejoren y que mi casa sirva como un hogar temporal, pero luego pocos son los que quieren adoptar y yo no puedo dejarlos en la calle cuando vienen de una experiencia tan complicada. Así que los mantengo aquí mientras esperan un nuevo hogar”.

Segundas oportunidades
Sara cuida de los perritos como si se tratase de bebés. Les cambia sus pañales y los hace dormir en cunas, una imagen tierna que sin embargo esconde demasiada tristeza. “Cuando sufren accidentes, normalmente el daño se enfoca en la mitad inferior de su cuerpo por lo que se dañan sus piernas, pero también esfínteres. Orinan por rebalse y hay que ayudarlos para evitar infecciones”, cuenta.
“¿Cómo podía seguir vivo después de todo eso? Las ganas de vivir que tienen son indescriptibles al comienzo, pero luego te das cuenta que son las mismas ganas de vivir que tenemos nosotros”, agrega.
Si está interesado en adoptar a uno de los perritos al cuidado de Milagros perrunos, puede comunicarse al 999- 372- 051.
Con información de Andina
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