Siete cosas que se extraña de una madre cuando está de viaje

Julianne Ángeles

En cifras. Llevo casi 131 días sin mi madre, llevamos 15 domingos sin tenerla en los desayunos de familia, me debe 6 "Todo va estar bien" y 20 "No te preocupes”. Esto suma 172 momentos sin ella. Regresa el próximo 13 de mayo, sí, el día de la Virgen María y el de la Madre. Un vez yo viajé por 3 meses y un arranque de insensibilidad me atacó, extrañé poco. Un día ella viajó a Buenos Aires por un tema de salud y extrañé todo, todo de ella...

1. Que te diga "Yo te dije": Expresión que les pertenece. Sí, esa frase que obligatoriamente toda madre ha dicho 7654 veces. Y que algún día me tocará decirla por primera vez. Es más, hasta a veces pienso que encuentran cierta satisfacción al “sentenciarte”. Pero aquí va la parte que al menos yo debo admitir; extraño ese interés espontáneo, intuitivo y sagaz que tiene mi madre por lo que me pasa y no me pasa. Esa capacidad de advertirme con tanto tino, pienso que es también un talento que al parecer ningún otro ser tiene.

Es extraño, pero cuando mi madre me dice "qué te dije, ¿ves?" es como si sintiera cierta tranquilidad, un inmediato consuelo en ese mismo momento en que se me dibuja la cara de autogol por no haberle prestado atención. Ahora, echo de menos que me lo diga.

"Una madre nunca se equivoca", por lo menos la mía, sigue en buena racha.

2. Que te haga recordar tus pendientes: En mi caso, mi madre ha superado ampliamente a cualquier aplicación en mi celular para "recordarme cosas". Y si no me lo dice más de diez veces, no me acuerdo, yo la dejo, nadie le gana en eso. "No te vayas a olvidar que el viernes....", se acuerdan de todo. He olvidado tantas cosas importantes y no importantes desde que se fue de viaje. Y eso que las apunté todas.

3. Siempre sabe donde están las cosas: Siempre lo saben. Hace casi 5 meses que mi madre está de viaje y ya van como 7 veces que he revoloteado mi casa y mi cuarto buscando alguna cosa. El tiempo y la bilis que me hubiese ahorrado de estar ella aquí. Es desesperante.

"Está en mi oreja", es una frase típica de mi madre, luego de haberme dado las indicaciones para encontrar "la cosa" y decirle "Ya busqué, y no la encuentro, dónde dijiste que está?". Estás en sus manos, cálmate y pregúntale por última vez. si no te dirá la frase final: “Si lo busco yo y lo encuentro, ¿Qué te hago?”.

4. Que te pase la voz: Muchas veces mi despertador ha sido desplazado por los susurros o gritos de mi madre despertándome. Extraño decirle "Mamá, me pasas la voz mañana", sobre todo sí el día anterior llegué molida del trabajo o salí hasta tarde con los amigos o porque simplemente no confío en mi voluntad y menos en mi despertador.

Hoy llegué diez minutos tarde al trabajo. La extrañé.

5. Contarle tus cosas: Es lo qué más extraño. No cuenta las llamadas por Skype o por teléfono, ni valen los correos electrónicos. No hay nada más auténtico que ver a tu madre escuchándote, y además concentrada y aliviada de que escuches SU opinión. Es un acto casi solemne; verte ahí con tu madre compartiendo tus alegrías o penas. Haciendo catarsis. Quejándote ante ella, como si estuvieras pidiéndole ayuda a un héroe.

6. Que te calme / consuele: Me hicieron falta en estos meses seis "Todo va estar bien" y veinte "No te preocupes". A mis cortos 25, creo que nada se compara al consuelo de una madre. Aunque tu día haya sido miserable y termine con un "Todo va estar bien" de ella, significa haber confabulado con un día mejor. En esta parte, mi madre ha de pagar felizmente. Le cobraré intereses.

7. Que te reclame: Esa sensación de llegar a casa y que no esté nadie o estén todos, pero que no esté ella. Extraño terriblemente su "Hija, ¿Cómo te fue?". O su " Ya casi ni te veo" o su "¿Vas a venir temprano hoy?". Que te reclame sutilmente tu presencia o te pregunte “¿Por qué llegaste tarde?” preocupada y molesta, y viceversa, pero que finalmente te reclame.