"El texto de la renuncia lo escribí yo", confiesa Joseph Ratzinger, en el libro Ultimas conversaciones.
Tras su renuncia en febrero de 2013, Benedicto XVI aseguró que viviría "apartado del mundo" y en muy pocas ocasiones ha roto su silencio, pero en los últimos días se han conocido dos libros-entrevista en los que por primera vez el papa emérito confiesa ampliamente los detalles de su decisión. Uno de ellos es, en versión italiana, Ultime conversazioni (Últimas conversaciones), escrito por el periodista alemán y biógrafo del papa emérito, Peter Sewald.
Sobre la renuncia. "El texto de la renuncia lo escribí yo. No puedo decir con precisión cuándo, pero como máximo dos semanas antes. Lo escribí en latín porque una cosa tan importante se hace en latín", reconoce. En 2013, Benedicto XVI sorprendió al mundo y a la Iglesia Católica al anunciar su renuncia al papado, algo que no ocurría desde Celestino V en 1294.
No hubo chantaje. Joseph Ratzinger, de 89 años, asegura que su dimisión no se debió a ningún tipo de coacción: “Nadie intentó chantajearme. No lo habría permitido (...) No se trató de una retirada bajo presión de los acontecimientos o de una huida por la incapacidad de hacerlos frente". "Un punto débil es tal vez mi poca determinación para gobernar o tomar decisiones. El gobierno práctico no es mi fuerte y esto es ciertamente una debilidad. Pero no me considero un fracaso”, confiesa.

Sobre casos de pederastia. "Hubo momentos difíciles, basta pensar, por ejemplo, en el escándalo de la pederastia, el caso Williamson o incluso el escándalo del Vatileaks", cita. También revive los escándalos de pederastia, de cuya existencia era consciente (días antes de ser elegido papa denunció la "suciedad" y la "soberbia" de "entre los que por su sacerdocio deberían estar entregados al Redentor"), aunque nunca pensó que pudieran ser tantos.
Otras polémicas. Benedicto XVI hace así memoria de polémicas como la que provocó el obispo británico Richard Williamson, quien en 2009 negó el Holocausto judío y la existencia de las cámaras de gas, lo que puso en pie de guerra a la comunidad judía internacional. Ese mismo año, Benedicto XVI levantó la excomunión que pesaba sobre Williamson desde 1988, sin conocer su negacionismo, una acción que causó notable revuelo internacional. El obispo había sido excomulgado por Juan Pablo II, después de ser ordenado por Marcel Lefebvre (el más destacado representante del tradicionalismo católico) sin mandato pontificio.
Sobre la elección de Francisco. A lo largo de sus francas confesiones dirige su mirada a Francisco para conceder que "no había pensado en él" para sucederle y que su elección fue "una gran sorpresa". De Jorge Bergoglio agradece las atenciones recibidas a lo largo de sus ya tres años como pontífice y admira, por ejemplo, que sea "un hombre de reforma práctica", con capacidad para "meter mano a las acciones de carácter organizativo".

