El paro del transporte público dejó millonarias pérdidas al comercio y unos 300 detenidos por saqueos y alteración del orden público.
Bogotá recuperó hoy la tranquilidad luego de que los transportistas y las autoridades de la ciudad llegaron a un acuerdo para poner fin a cuatro días de paro del transporte público, que dejó millonarias pérdidas al comercio y unos 300 detenidos por saqueos y alteración del orden público.
El presidente de la Asociación de Pequeños Transportadores (Apetrans), Alfonso Pérez, hizo el anuncio a periodistas al concluir una ronda de conversaciones con las autoridades bogotanas.
Los propietarios de autobuses fueron a la huelga el lunes en rechazo al Sistema Integrado de Transporte Público (SITP), que promueven las autoridades de Bogotá, ya que, según afirmaron, supondría una reducción sustancial del parque automotor, considerado anticuado y contaminante.
El acuerdo alcanzado este jueves consiste en que los transportadores recibirán con el SIPT una renta fija mensual del 1,5 por ciento del valor de los vehículos, que fue lo que finalmente ofreció el alcalde Samuel Moreno.
La huelga de cuatro días, en la que no circularon 16.400 autobuses urbanos en Bogotá, colapsó la rutina de los ciudadanos, que, en su mayoría, se vieron obligados a hacinarse durante horas en camiones, camionetas y carros, amontonados de pie y sin apenas espacio para poder movilizarse dentro de la ciudad
Pérez, que pidió públicas excusas por las molestias causadas, dijo a los periodistas que ordenaba a los conductores poner fin a la huelga y sacar los vehículos a las calles.
Por su lado, el Alcalde Mayor de Bogotá, Samuel Moreno Rojas, dijo: "Ganamos este pulso", al referirse al acuerdo logrado, y se manifestó "tranquilo" por el apoyo, según él, recibido durante los cuatro días por parte de la ciudadanía.
"Quiero agradecer a los millones de usuarios por su solidaridad y, sobre todo, por haber soportado muchos problemas durante estos cuatro días", remarcó Moreno a periodistas.
Agregó que el sistema integrado de transporte anunciado "es irreversible" porque permitirá reorganizar el sector para bien de la comunidad pues con "esto gana la ciudad".
Según Moreno, su administración no cedió en nada en cuanto a las peticiones de los pequeños transportadores y dijo que salía "fortalecido" del paro.
Moreno explicó que las medidas tomadas el miércoles, libertad de rutas, vacancia escolar en colegios y escuelas, la libertad de circulación incluso para vehículos públicos y privado que tenían restricción de circular dos veces a la semana según el último dígito de la placa, quedan sin vigencia y "este viernes todo regresa a la normalidad".
Inicialmente los propietarios exigían una renta fija mensual del 5% del valor de los vehículos, que luego bajó al 3%, posteriormente al 2% y, tras agotadoras negociaciones se logró bajar la oferta al 1,5 por ciento final.
Además, el margen de renta anual para los propietarios de estos vehículos será del 18 por ciento libre de impuestos y para quienes decidan venderlo a las autoridades, se incrementará el valor en un 5 por ciento para modelos 2001 en adelante.
Por su lado, el comandante de la Policía de Bogotá, general César Augusto Pinzón, señaló que las autoridades siguen con los planes diseñados para esta emergencia en prevención de cualquier situación anómala y permitir el feliz regreso de la población a sus actividades normales.
El caos generado por el cese de actividades de los transportistas provocó pérdidas de hasta el 66 por ciento de las ventas durante esta semana, informó la Federación Nacional de Comerciantes de Bogotá (Fenalco).
Su presidente, Francisco Ochoa, recalcó en un comunicado su "total apoyo" al alcalde Moreno, y al nuevo Sistema Integrado de Transporte Púbico (SITP) que busca acabar con "la sobreoferta y la guerra del centavo", una competencia desorganizada entre los transportadores para recoger usuarios en las calles.
El SITP pretende reorganizar el desordenado servicio de movilización ciudadana e incluye formas complementarias como trenes de cercanías y un futuro metro.
Por su lado, el ministro de Defensa del país, Gabriel Silva, aseguró tener "la evidencia que muchos de los agitadores del paro en Bogotá han tratado de movilizar a la gente por un camino vandálico".
Los disturbios y la huelga afectaron, asimismo, a la venta de combustible, que cayó entre un 37 y un 30 por ciento durante los primeros días de huelga, mientras que hoteles, centros comerciales y restaurantes también registraron un descenso de clientes.
EFE
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